sábado, 4 de junio de 2011

Caminos Separados Cap 6


Capítulo 6

El adiós


La mañana estaba recién aclarando, el canto de las aves me hizo despertar. Edward estaba de pie junto a mi cama vistiéndose, se giró para mirarme y notó que estaba despierta, entones se acercó para besarme.

- ¿Ya debes marcharte?- pregunté.

- Ya esta aclarando, debo volver a mi casa antes de que noten mi ausencia.

- Pero Edward, eso que entra por la ventana no es la luz del día- dije en un intento de retenerlo- yo lo sé bien, solo es la luna que brilla rebosante de felicidad- dije y él sonrió.

- Entonces me quedaré- dijo besándome con adoración. Y me abrazó incorporándose nuevamente en mi cama.

-Desearía que así lo hicieras, ¿por qué querrá el destino separarnos?- pregunté desolada.

- Me gustaría saber esa respuesta- dijo y volvió a besarme con tanto anhelo.


Entonces la puerta de mi cuarto se abrió de improviso y mi aya entró por ella con la bandeja del desayuno. Me senté de un salto en la cama, por la sorpresa.

- ¡Por Jesucristo señorita! Joven Masen!- dijo sin poder contener su asombro.

Edward saltó fuera de la cama y yo me tapé automáticamente con las blancas sabanas. Miré a Edward con terror. Cómo habíamos sido tan descuidados de no poner seguro a la puerta. Emily dejó la bandeja en el suelo y cerró inmediatamente la puerta con seguro, entonces se volvió hacia nosotros aun sorprendida.


- ¡Pero qué creen que están haciendo! Joven Masen, usted parte hoy mismo a Kansas, esto no esta bien, la señorita…, si su padre se entera- ella daba vueltas por la habitación con la manos golpeándose la cabeza.

- Emily- dije desesperada- mi padre no puede enterarse.

- Si su padre hubiera entrado por esa puerta en vez de mi, usted joven estaría muerto! - dijo dirigiéndose a Edward al final.

- Amo a Bella y me enfrentaré a él si es necesario- dijo Edward firmemente y con convicción en la mirada. La sola idea me paralizó.

- Él no tiene que enterarse. Por favor- dije suplicante a mi aya.

- Por supuesto que yo no le voy a decir, se supone que yo debería cuidarla. Esto es completamente culpa mía- dijo Emily mirándome - ay señorita como fue a pasar esto – continuó angustiada- No debió entregarse, usted ya esta comprometida, pero a los hombres no hay que entregarles nada antes de estar casados, sino, después de que consiguen lo que querían se van y la dejan a una sola- dijo con preocupación tomando mi rostro entre sus marchitas manos.

- No dejaré a Bella, la amo más que a mi vida – intervino Edward ofendido- Nos casaremos como lo prometí.

- No debes preocuparte Emily, Edward es el hombre con el que voy pasar el resto de mi vida, confío en él ciegamente, además no me arrepiento de nada de lo que ha pasado- Dije con firmeza.

- Esta bien señorita, después de todo, la razón no puede hacer nada contra un corazón enamorado- dijo con una triste sonrisa.

Emily me quería mucho, y deseaba lo mejor para mi, ella sabia cuanto amaba a Edward y cuanto me amaba él a mi, pero quería protegerme y temía que yo saliera lastimada.

- Muy bien señorito, será mejor que usted se vaya si no quiere encontrarse con el Señor Swan – dijo hacia Edward, pero no había hostilidad alguna en sus palabras, sino simple preocupación.

Edward se terminó de vestir rápidamente y luego se acercó para besarme.

- Por favor joven, el señor a o la señora pueden venir en cualquier momento- dijo angustiada.

A pesar de la tensión del momento, del peligro que significaba tener a Edward en mi habitación, no podía borrar la sonrisa de mi rostro y la alegría que sentía. Edward también reía mientras me besaba nuevamente y Emily estaba al borde del colapso por nuestra falta de preocupación ante la situación.


- Edward debes marcharte- dije con pesar- el cielo aclara rápidamente- agregué mirando por la ventana.

- Más el cielo se aclara y se oscurece nuestro infortunio- agregó él.


Emily abrió la puerta y espió hacia fuera para cerciorarse de que no había nadie por los pasillos, le hizo un gesto a Edward para que la siguiera y ambos desaparecieron tras la puerta.

Me lancé sobre los cojines envuelta en la sabana sonriendo ante el recuerdo de la noche. Me retorcí sobre la cama de pura felicidad. No importaba cuantos kilómetros nos separaran, Edward y yo nos pertenecíamos ahora y nada nos separaría, ni la distancia ni el tiempo harían que nuestro amor pereciera.

Luego de un momento mi puerta volvió a abrirse y mi aya entró rápidamente.

- Su amado se encuentra camino a su casa en este momento- dijo aun desconforme con la situación- ahora usted debe levantarse, su padre la llevara a la estación para que se despida de su novio, ignorando que usted a pasado la noche entera con él- dijo de forma acusadora.

- ¡Oh Emily! cuan maravillosa puede se la vida- dije de manera soñadora aun envuelta en las sabanas- y cuan triste a la vez. Pero su amor me dará la fuerza que necesito para sobrellevar este horrible pesar que es nuestra separación.

- Señorita sus padres vendrán a buscarla, por favor hágame caso y levántese.

Emily me dio el desayuno pero apenas fui consiente de esto. Entonces golpearon la puerta.

- ¿Isabella estas presentable?- preguntó mi padre desde afuera.

Volví de mis pensamientos y me levanté sobresaltada de la cama, mi aya corrió en busca de mi camisón y mi bata de levantarse y me las puso rápidamente.

- Si- contesté agitada por el apuro- ¡si!- repetí al terminar de arreglarme. Entonces mi padre abrió la puerta y entró en la habitación.

- ¿Aun en cama a estas horas?- preguntó sorprendido. Sonreí con culpabilidad- deberás apurarte si quieres llegar a la estación, te esperaré en el coche- dijo y salió de la habitación.


Emily me vistió rápidamente y estuve lista en poco tiempo. Bajé apresurada las escaleras y me subí al coche donde mi padre esperaba. Fue un silencioso viaje hasta la estación de trenes, a medida que íbamos llegando la angustia comenzó a crecer en mi estomago, ya que sabía lo que allí me esperaba, una triste despedida y una inminente soledad.

Cuando bajé del automóvil caminé entre las personas que aguardaban el tren de las 8 am. Busqué a Edward con la mirada hasta que di con él, la imagen era desoladora, estaba junto al andén con una maleta a los pies, tenía en sus brazos a su madre que lloraba desconsoladamente. Pobre mujer, toda la vida había estado junto a Edward, desde que su marido había muerto que no se había separado de él. Después de todo era su único hijo.

La señora Elizabeth miró por sobre el hombro de su hijo y me vio, entonces se separó de su hijo y le indicó que yo estaba ahí. Edward se giró para mirarme y sólo pude correr a sus brazos. Él me apretó fuertemente mientras su madre me daba suaves palmaditas en la espalda. Me separé un poco para mirarlo a la cara, él pasó una mano por mi mejilla y atrapó una fina lágrima, entonces noté que estaba llorando. Lo vi a los ojos, sus hermosos ojos verdes estaban húmedos y brillaban como si mil estrellas se alojaran dentro de tan profundas pupilas.


- Prométeme que escribirás- susurré.

- Cada semana- respondió.

- Debo saber de ti todos los días, cada hora, porque en un minuto hay muchos días, y contando así, pasaran muchos años para volver a ver a mi Edward- murmuré angustiada.

- No dejaré pasar ninguna oportunidad sin enviarte todo mi amor- dijo Edward.

- Escríbelo todo en una carta, de esa forma estaremos el uno con el otro todo el tiempo, aun cuando no estemos juntos- agregué.

- Así lo haré mi Bella- musitó Edward- y no habrá noche alguna en la que no piense en ti- agregó.

-Tampoco yo Edward- musité.


Edward me apretó mas contra él, yo le rodeé el cuello con mis brazos y lloré en su hombro. Entonces el silbido del tren resonó por toda la estación. Él debía marcharse, pero me negué a soltarlo, en cambio, lo abracé más fuerte. Hasta que sentí los brazos de mi padre sobre mis hombros. Entonces supe que no había nada que yo pudiera hacer para que Edward se quedara y aflojé mi agarre. Suavemente me separó de él y me llevó junto a la señora Elizabeth, que me abrazó con un brazo, mientras que con el otro despedía a su hijo. Vi como Edward se disponía a subir al tren.


- ¡Edward!- grité y corrí a sus brazos nuevamente. Él me atrapó por la cintura y yo enredé mis manos en su cabello acercándolo hacia mí para besarlo. Pude sentir el sabor a la despedida, dulce y amargo.

- Te amo Bella- dijo cuando nuestro labios se separaron.

- Te amo Edward, mi corazón te pertenece, ahora y por siempre- susurré.

- Entonces tú cuida de mi corazón, porque lo he dejado contigo- dijo él rozando nuestros labios.

Me dio un último beso antes de subir al tren. Su madre lo despedía con un pañuelo y yo sólo estiré un brazo como queriendo alcanzarlo, mientras el tren iniciaba su marcha y se llevaba consigo, al amor de mi vida.



* nota de la autora: en este capítulo hay citas de Romeo&Julieta, Dear John, Eclipse y una pequeña escena de Piratas del Caribe

5 comentarios:

  1. Cada vez se pone mas interesante! actualiiiiiiza rapidoo! quiero saber que pasa :)

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  2. que maravilla,si el amor asi existiera...
    me di cuenta de los versos de romeo y julieta.
    cuan enamorada estoy del amor!

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  3. SANTO CIELO POR FAVOR DE LO MEJOR REALMENTE ME ESTREMECI EN EL FINAL !!

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  4. PRECIOSO,PRECIOSO,PRECIOSOO!!!Diosss se me puso la piel de gallina con la última parte:CUIDA DE MI CORAZÓN,LO HE DEJADO CONTIGO!!DIOSSS ME ENCANTAAA QUIERO MASSS

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  5. Me gustó mucho este capitulo, aunque esté triste.

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