sábado, 25 de junio de 2011

Caminos Separados Cap 11

Capítulo 11

Palazzo dei Priori


La mujer nos condujo hacia el interior del castillo, por la gran puerta doble de la entrada, con un arco de piedra justo bajo la gran torre del reloj. Había un amplio pasillo con suelo de antigua cerámica en forma de mosaicos, el techo era altísimo y tenía una serie de pilares tan gruesos como árboles a los lados de las puertas que había a lo largo del pasillo. Tres lámparas de araña colgaban desde el techo iluminando el gran pasillo. Entramos por una de las puertas de la derecha a un salón que probablemente era del tamaño de la primera planta de mi departamento, estaba amoblado por muebles tan elegantes que no me habría atrevido a sentar en ellos aunque hubiera estado permitido, las mesas eran de una madera de color caoba y había una chimenea de mi altura con una serie de figuras talladas en la piedra que formaba el borde de esta, en la pared sobre la chimenea había un gran escudo con unas espadas cruzadas, habían jarrones y platillos de oro y otra serie de adornos finísimos.


- El Palazzo dei Priori es el castillo más antiguo de Volterra, data del siglo XIII. Fue construido en 1275 y se le atribuye a Gattapone da Gubbio. Fue construido por voluntad del capitán sienés Pietro Salimbeni Beneassai, con el fin de convertirlo en la sede del gobierno civil y militar de la ciudadela. La fachada presenta una notable cantidad de escudos de armas pertenecientes a los representantes más importantes de Magliano. Entre ellos destacan los de Pietro Salimbeni, los de la familia Bandinelli y los de la dinastía Piccolomini.

La mujer que nos conducía, Heidi, iba hablando constantemente sobre quiénes habían habitado el castillo en diferentes décadas, nos explicó sobre la construcción de éste y los materiales que se habían utilizado. De vez en cuando se detenía en algún objeto en particular y nos relataba alguna interesante historia acerca de su procedencia.

Luego de esa habitación fuimos a la del frente, cruzando nuevamente por el pasillo. La habitación tenía dos paredes llenas de repisas, desde el techo hasta el piso y de lado a lado, admiré asombrada todos los libros que allí había, más de trescientos, algunos de aspecto realmente antiguo. En el centro de la habitación había un gran piano de cola de color blanco con detalles en dorado, imaginé lo emocionado que Edward estaría de ver un piano tan maravilloso como ese, pero inmediatamente aparté ese pensamiento de mi mente.

Seguimos el recorrido, Heidi parecía un poco aburrida, como si hubiese dado el mismo discurso tantas veces, que ya no le pareciera atractiva ninguna información acerca de tan antiguo castillo, sin embargo, se manejaba tan bien en el tema, que cualquiera habría pensado que ella estaba cuando ocurrieron todas las cosas que iba relatando.

Las demás personas iban, al contrario de ella, totalmente interesados en lo que iba diciendo, me quedé mirando unos minutos al resto de las personas que me acompañaban en el recorrido. Había una mujer robusta de unos sesenta años, tenía demasiado maquillaje en el rostro, llevaba un largo abrigo, unos elegantes guantes y un llamativo sombrero lleno de plumas, era un atuendo algo exagerado para venir a un museo. La mujer iba apresurando constantemente a un delgado hombre, al que al parecer le costaba un poco caminar, seguramente por la edad, su rostro estaba tan cansado que parecía que iba a caer dormido en cualquier momento, no parecía ir muy atento al discurso que la hermosa mujer estaba dando. Otra mujer de rostro bastante angelical iba con dos niños a quienes llevaba de la mano y les llamaba la atención constantemente por cualquier ruido que emitieran. Los niños debían tener unos 7 y 10 años, y al parecer estaban más interesados en mirar a la bella mujer que nos guiaba, que la interesante construcción que estábamos recorriendo. Luego de mirar al resto de la gente me di cuenta de que por lo menos cinco hombres parecían estar pensando igual que los niños, ya que miraban hipnotizados cada movimiento de la guía, y cada vez que ella se volteaba para seguir con el recorrido, se hacían gestos entre ellos. Incluso uno que iba acompañado por quién parecía ser su esposa, miraba de una manera que llegaba a ser descortés a la mujer llamada Heidi. Luego reconocí a la mujer a quién le había preguntado en la plaza, era muy bajita y de brazos cortos, ella miraba de un lado a otro para no perderse detalles del castillo. Una joven pareja caminaban un poco retrasados apreciando más detenidamente la amplia y elegante escalera por la que subíamos, por su acento supe que eran alemanes, sus cabellos eran rubios y ambos eran bastantes altos.

Una pareja de muchachas que hablaban claramente francés caminaban cerca de mí, iban cogidas del brazo y vestidas de manera muy similar, luego de mirarlas mas detenidamente deduje que eran hermanas por el parecido de sus caras, tenían unos 17 años y atrás de ellas un hombre mayor las escoltaba, seguramente el padre. Luego me fijé en una pareja que caminaban abrazados, la mujer debe haber tenido máximo 18 años y el joven fácilmente tenía veinticinco, no prestaban mucha atención a lo que ocurría alrededor, simplemente se miraban a los ojos y sonreían, él de vez en cuando le susurraba cosas al oído y ella reía en voz baja sonrojándose, en su mano izquierda lucia un anillo con una gran piedra brillante.

Aparté la mirada de inmediato, ver a esa pareja de recién casados tan felices me dio un dolor en el pecho he hizo que se me llenaran de lagrimas los ojos, traté de disimularlo, saqué un pequeño pañuelo de mi bolso y sequé las lagrimas que se me habían formado, este recorrido no estaba resultado tan agradable después de todo. Traté de ignorar a la joven pareja que me había perturbado y respiré forzadamente varias veces tratando de concentrarme en lo que la mujer del frente estaba explicando sobre la habitación a la que habíamos entrado. Tenía una pared completa llena de distintos escudos. En el centro había uno con una gran V y en él se veían dos cuervos y dos árboles secos, Heidi lo observo un momento en silencio, pero no nos comento nada acerca de él, había algo en su mirada que me hizo estremecer, ella lo observó con una extraña devoción que no comprendí. Salimos de esa habitación y Heidi nos llevó hasta otra escalera de piedra un poco más pequeña en forma de caracol. Estaba un poco mareada ya, el recorrido era más largo de lo que esperaba, el castillo estaba lleno de habitaciones y aunque no habíamos entrado a todas era agotador recorrer los enormes y larguísimos corredores, cada piso tenía al menos cinco escaleras que llevaban a distintas torres, probablemente si yo hubiera estado sola me habría perdido y me habría tomado una tarde entera recordar el camino de regreso a la entrada. Pero Heidi parecía ubicarse muy bien, después de todo ella era la guía.

Cuando llegamos al piso superior se detuvo ante dos enormes puertas de madera con adornos en oro, debían medir tres metros y sobre estas había un gran arco de piedra y dos pilares a los lados.

- Bueno, hemos llegado a la habitación más importante de todo el castillo- dijo con una extraña sonrisa en el rostro, que no me inspiro nada de confianza, las actitudes de la guía cada vez me parecían mas extrañas, y me bastó echar una mirada alrededor para notar que no era la única persona que me sentía así- Y por consiguiente el final del recorrido- agregó.

Por lo menos luego de ver dicha habitación podríamos marcharnos, el castillo después de un momento parecía un poco aterrador, tan frió, solitario y antiguo que daba un poco de escalofríos pensar que hacía tantos siglos que estaba en pie.

- Por favor, adelante, admiren su magnificencia- dijo abriendo las dos puertas, que parecían demasiado pesadas para que la delgada mujer pudiera moverlas con el simple movimiento que hizo.

La multitud comenzó a avanzar con paso indeciso, pero la mujer nos presionaba desde atrás, con una risita que me puso la piel de gallina, todos se miraban unos a otros con nerviosismo. Entonces puse atención a la habitación en la que habíamos entrado y quede maravillada, era realmente hermosa, circular, amplia y el techo era como una enorme cúpula, con pequeñas ventanas en lo alto que iluminaban todo el salón, el piso era de mármol de un gris claro y las paredes de color marfil con pilares y unas enormes cortinas de terciopelo rojo al fondo. Dándole la espalda a las cortinas había tres majestuosos tronos sobre una plataforma de mármol al igual que el resto del piso.

Todos estaban admirando el salón y esperando que Heidi nos diera la introducción sobre aquella pieza, cuando tres figuras entraron a la habitación desde las cortinas del fondo. Me quedé paralizada en cuanto las vi y tuve el impulso de salir corriendo a pesar de que los tres hombre tenían un aspecto muy refinado y no el de alguien que va hacerte daño, sin embargo, eran extremadamente extraños e inspiraban tanto miedo que podría haber gritado. Todos se quedaron inmóviles apenas los vieron y miraban frenéticos hacia donde estaba Heidi y luego donde estaban los tres hombres esperando alguna explicación. El más alto de los hombres tenía una melena negra que le llegaba hasta los hombros, su rostro reflejaba una alegría inusual y su piel era tan pálida como un enfermo antes de morir, sin embargo no había signos de debilidad alguna, caminaba con tanta gracia como sus dos acompañantes, podría haber dicho que flotaban. Vestía una larga capa negra vaporosa, al igual que los dos hombres de sus costados, y tenía aspecto de ser de la realeza, sin duda, eran los ocupantes de los tres tronos que había allí. El hombre de la izquierda tenía el cabello blanco, y su rostro era de exasperación, el hombre de la derecha tenía expresión de aburrimiento. Pero lo más aterrador de los tres hombres, eran sus miradas con unas pupilas rojas y las ojeras bajo sus extraños ojos.

- Heidi querida, al fina llegas, esperábamos ansiosos tu regreso- dijo el hombre del medio, su voz era tan suave y sin embargo tan potente, mi corazón estaba notoriamente acelerado y sólo esperaba que esta extraña situación terminara, la tensión se podía sentir en el ambiente, ninguno quería seguir allí y todos buscaban un respuesta lógica ante esta extraña escena.

- Maestro- dijo Heidi con devoción en la voz y una mirada de admiración- lamento la tardanza- concluyó. Yo ya estaba completamente confundida, no entendía porque ella lo llamaba de esa manera y qué teníamos que ver nosotros en todo esto, sólo sabía que nada bueno podía salir de esto, era un presentimiento que me decía que corriera fuera de esa habitación lo más pronto posible, pero no podía moverme, el miedo me tenía paralizada.

-La próxima vez podrías darte menos vueltas, no me gusta que estén tan agitados- dijo el hombre de cabellos blancos.

Entonces entraron más personas a la habitación, por la misma cortina roja por la que habían entrado los tres primeros. Esta vez fueron dos hombres más, uno muy alto y corpulento y otro de contextura mas delgada, ambos caminaron con una elegancia impresionante y su aspecto, a pesar de no ser tan perturbador como el de los tres primeros hombres, era igualmente extraño. Su piel extremadamente pálida y sus ojos de aquel extraño color.

- Heidi al fin llegas, estaba por ir a buscarte yo mismo- dijo el hombre mas delgado.
- La paciencia no es una de tus virtudes Demetri- dijo Heidi continuando con la conversación como si nosotros no estuviéramos ahí.

Antes de que terminara de entender la situación, la casual conversación se transformó radicalmente y en cuestión de segundos. Los cinco hombres y la mujer llamada Heidi estaban atacando a la multitud. Mi mente no lograba comprender lo que sucedía, los estaban mordiendo, como animales, en el cuello en las muñecas, todos gritaban y corrían pero no había escapatoria alguna. Entre dos hombre trataron de abrir la gran puerta de madera pero era imposible de mover, otro hombre trató de golpear al hombre mas delgado, pero éste lo inmovilizó tan rápido y fácil como si hubiera sido de papel, los niños lloraban agachados en un rincón mientras el hombre de cabello negro se acercaba calmadamente hacia ellos, tomo al menor en sus brazos, cerró los ojos y sonrió por un momento, mientras el pequeño niño suplicaba por su vida y luego, tan rápido que mis ojos apenas alcanzaron a captarlo, le enterró los dientes en el cuello y comenzó a succionar su sangre. Eran monstruos, se alimentaban de su sangre como bestias. Miré horrorizada la escena que se desarrollaba ante mis ojos sin poder moverme, estaba completamente paralizada. Vi al joven recién casado tratando de salvar a su esposa del corpulento hombre, pero éste los atacó a ambos con increíble facilidad y en segundos sus cuerpos estaban junto al montón de cadáveres en el suelo. Heidi caminó sonriendo hacia el otro niño que corrió a refugiarse con su madre, pero ésta yacía inerte en el suelo llena de heridas con forma de medialuna. Heidi lo tomó sin esfuerzo alguno y lo mordió, la imagen era devastadora, sentía ganas de vomitar, llorar, gritar, correr, pero nada sucedía, estaba completamente helada y lo único que podía sentir era el corazón latiendo mas rápido de lo que lo había hecho en toda mi vida.

Entonces vi al hombre de los cabellos negros acercarse hacia mí, mi muerte había llegado. Tantas veces la había implorado, sin embargo, nunca me había detenido a pensar en cómo pasarís, pero esta sin duda era la última manera en que me lo habría esperado. El hombre puso una de sus manos en mi cuello, con la otra tomó una de las mias y cerró los ojos con una sonrisa, justo como había hecho con todos los otros, su piel era tan fría como el hielo, y de una extraña textura. De pronto, en menos de un segundo, su sonrisa se desvaneció y abrió los ojos con sorpresa y enojo, reparando por primera vez en mi rostro, lo miré con horror, pero en su cara ya no había enojo sino que curiosidad, entonces bajó la mirada de mi rostro hasta mi cuello, supuse que iba a morderme como a los demás, pero extrañamente tomó mi collar y lo observó detenidamente, entonces la sonrisa volvió a su rostro con expresión victoriosa.

- Cayo, Marco- llamó el hombre con emoción- hermanos míos, venid.

Los dos hombres que lo acompañaban al principio, se reunieron con él en menos de un segundo y lo miraron expectantes, sólo les dio una mirada y los tres me observaron con interés, estaba completamente aterrada, los tres hombres tenían una imagen increíblemente más aterradora de cerca, sus ojos ahora eran de un rojo brillante como rubíes y finas gotas de sangre manchaban sus labios, su piel parecía mas delgada y frágil de lo que antes me había parecido. El hombre que me sostenía se acercó al oído del hombre de cabello blanco que estaba a su izquierda y susurró algo inteligible, éste sonrió ampliamente con una expresión macabra, luego el hombre mas alto repitió la acción con el de la derecha, éste no mostró tanto interés, pero asintió con la cabeza.

- Félix- dijo el hombre de cabello negro.
- Maestro- respondió el corpulento hombre con la misma devoción con la que Heidi había hablado minutos atrás.
- Necesito que la lleves a la habitación del lado- dijo con una mirada significativa.
- De inmediato- respondió el hombre al captar la mirada y luego sonrió.

El hombre llamado Félix me tomó del brazo mientras me arrastraba hasta una pequeña puerta a un costado de las largas cortinas del fondo, en cuanto entramos me dejó y salió para reunirse con los demás monstruos. Cuando estuve sola mi cuerpo reaccionó, comencé a tiritar de los pies a la cabeza casi convulsionando, mientras respiraba entrecortadamente, me sentía tan mareada y asqueada con lo que acababa de presenciar, al mismo tiempo estaba completamente aterrada de estar encerrada en esa torre con seis bestias monstruosas que se alimentan de sangre. Entonces me agaché y vomité en un rincón mientras las convulsiones continuaban, miré desesperada alrededor en busca de algún lugar por donde escapar, pero la habitación no tenía ninguna ventana y la única puerta me llevaría de regreso a la masacre. El piso y las paredes eran de piedra y lo único que había en toda la habitación era una cama con sedosas telas colgando hasta el suelo.

Antes de que pudiera pensar en la razón por la que hubiera una cama allí, se abrió la puerta y los tres hombres, protagonistas de la masacre mas horrorosa que hubiera visto, entraron en la pequeña habitación.

- No sabes la suerte que has tenido esta noche… Isabella- dijo el hombre mas alto de los tres mirándome como si fuera la ultima pieza de una importante colección. El hombre tomó mi temblorosa mano y ante mi atónita mirada besó el dorso de ésta mientras pronunciaba mi nombre. No entendía como es que aquel hombre sabía como me llamaba, pero en ese momento era lo que menos me importaba.

Sabía que se acercaba mi final, era inevitable. Cerré los ojos, en ese momento sentí una punzada en el cuello, seguido del dolor más grande que hubiera podido imaginar. “Edward, ya no tengo miedo de morir, porque estaré contigo. Al fin podremos estar juntos…en el cielo” fue lo único que pude pensar en ese momento, mientras esperaba mi inminente muerte.

7 comentarios:

  1. ahhhhh
    me dejaste con la intriga!
    ahora tengo la esperanza de que edward este vivo
    espero ansiosa el proximo capi,no tardes mucho por favor.besos

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  2. Cada vez mejooooooor, coincido no tardeees tantooo con los cap y que sean mas largos me encanta este historia

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  3. Oh my god esto es mas de lo que hubiese esperado siquiera en mis sueños podría llegar a concebir esta cruel realidad que azota tu historia dios quiero que mi amado aparezca dime que si!!!!

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  4. Esto si que no me lo esperaba,la están convirtiendo pero donde está Edward?y lo mejor de todo cómo sabe su nombre?yo creo que no le ha visto los recuerdos por eso ese interés pero el nombre??Dios amigaaaaa me encantaa que de preguntas sin respuestas!!

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  5. Cuando mencionó a los dos niñitos que iban con su mamá, me quedé horrorizada; por si no sabían, me encantan los niños. Lo peor de todo, me imaginé que el más peque era mi hermanito luis! Que horror! Pero cuando mencinó al joven casado no pude evitar imaginarme a Edward!¿Me recordó muchisimo a él!(Obviamente me lo imaginé con la cara de edward pero sabía que no era Edward) Incluso por un momento sentí que quiza se salvarían por eso :(
    Oye, ¿Cómo demonios supo su nombre? ¿El collar lo tenía escrito o qué? Yo se que se va a encontrar con Edward después; obviamente no me imaginaba que Carlisle o Edward la iban a convertir, pero Que onda con eso.
    ¿Sabes qué me gustó? heidy dijo una parte de la historia de ahí. Gracias por ponerla lunita. (Checa mi comentario en el capitulo uno) Otra cosa que nio me explico en porqué ignoraron a bella mientras atacaban a los demás. ¿Estaba eleazar con ellos todavía o no? Bueno, aún estabdo tan extraño el asunto, está genial.

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    Respuestas
    1. Debo decir que investigue mucho sobre Volterra y sus edificaciones para escribir este capitulo, que bueno que te haya gustado. Me agradan las historias fantásticas con bases reales.

      Eleazar lamentablemente no es parte de la guardia Vulturi(ups error mio)
      El hecho de que Bella fuera la ultima en ser atacada fue simplemente un recurso narrativo. Si ella hubiera sido la primera ustedes no habrían sabido lo que les paso a los demás. Y era importante que se supiera como se alimentaban los Vulturi :)

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    2. Ok, solo que al inicio parece un poco extraño, pero sta bien. En cuanto a lo Eleazar, no importa, a todos nos pasa eso.

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