El visitante nocturno Cap 8

Capítulo 8

Una visita inesperada

Era viernes por la mañana, la semana se me había hecho bastante corta por fortuna, pero los viernes siempre eran una espera insoportable por la ansiedad de que llegara la noche para poder ver a Edward.

Estábamos terminando la clase de literatura cuando Jessica le pidió la palabra al profesor y fue hasta adelante, miré a Ángela con curiosidad y por su mirada entendí que tampoco sabía lo que Jessica iba a decir.

- Chicos, necesito su atención un minuto por favor- dijo haciendo callar a la multitud que la miró con intriga- Bueno, como la mayoría sabrá, el próximo sábado es mi cumpleaños- dijo con una gran sonrisa en su cara- por lo que voy a realizar una “pequeña” fiesta en mi casa- agregó enfatizando con los dedos.

Todo el salón de clase se volvió un murmullo de aprobación y euforia.

-Pero no es una fiesta común y corriente- prosiguió Jessica, hablando más fuerte para que la oyeran- Deben asistir disfrazados- dijo para sorpresa de todos- así que los espero el sábado en mi casa a las 10 con su mejor atuendo, y obviamente no deben olvidar mi regalo-dijo finalizando.

Toda la clase salió del aula comentando sobre los disfraces que usarían en la fiesta o a quién invitarían.

- ¿Ya pensaron en qué usar?- nos preguntó Jessica cuando llegamos al comedor.

- Ben quiere que vayamos de Piratas- contestó Ángela.

- Es perfecto- dijo Jessica- ¿y tu Bella?

- No lo sé Jess, no tengo disfraces, tendré que pasar a ver algo a Port Ángeles- dije yo encogiéndome de hombros.

- Podrías ir de Jane y Tarzán- dijo ella- ya sabes quién podría ser Tarzán.

- ¿No andan ellos casi desnudos?- pregunté yo.

- Es una fiesta de disfraces Bella- dijo Jessica un poco exasperada- no tienes que irte a vivir al bosque o algo así.

- Entonces, ¿vas a invitar a Jacob?- preguntó Ángela.

- No como mi cita, dejen de insistir, Jacob y yo sólo somos amigos- dije yo dando el tema por terminado.

- Tal vez quieras llevar a tu hombre misterioso- dijo Jessica- de cualquier forma estará disfrazado, su esposa no tiene por qué saberlo- dijo riendo al final.

- ¿Su esposa? – preguntó Ángela alarmada.

- ¡Jessica, te dije que no está casado!- dije algo molesta.

- Cálmate sólo era una broma.

- Mejor cuéntanos de qué te vas a disfrazar tú- dijo Ángela para calmar el ambiente.

- No, eso es una sorpresa- dijo Jessica con aires misteriosos.

Nos fuimos a nuestra siguiente clase enfrascadas en una conversación sobre la decoración de la casa de Jessica para la noche de la fiesta.

Luego de clases y de mi, cada vez más aburrido, trabajo de medio tiempo, fui hasta mi casa al fin. A pesar de estar agotadísima, estaba feliz porque vería Edward, preparé la cena de Charlie y comimos envueltos en una alegre conversación. Charlie ni siquiera se molestó en preguntarme si iba a salir, ya sabía la respuesta. Escuché el golpeteo en la ventana de mi habitación y una sonrisa se extendió por mi rostro, subí escaleras arriba hasta mi cuarto para abrirle la ventana al vampiro que había estado esperando.

- Hola- saludé con una sonrisa.

- Buenas noches, Bella- dijo devolviéndome la sonrisa- apuesto qué no adivinas la sorpresa que te tengo.

- ¿Que sorpresa?- pregunté intrigada.

- Sólo espero que no te moleste, pero he traído a alguien conmigo.

- A alguien…- dije yo con la garganta seca, eso sólo podía significar una cosa… vampiros.

- ¡Hola!- dijo una voz a espaldas de Edward.

Miré sobre su hombro y me encontré con una muchacha, probablemente de mi edad o un poco menor, sentada en la ventana. Tenía el cabello negro como la noche y llenos de bucles. Vestía un antiquísimo vestido, y por lo diminuto de su cintura, supuse que llevaba un corsé.

- Ella es mi hermana Alice- anunció Edward- Alice, ella es Bella.

- Hola - dije apenas con voz.

- Es un placer conocerte al fin, Bella- respondió haciendo una leve reverencia.

- Lamento haberla traído sin avisar, pero me había estado molestando las ultimas semanas para venir- dijo Edward disculpándose.

- Es que Edward me ha hablado tanto de ti, que siento como si ya te conociera- dijo dándome un efusivo abrazó- ¡Oh! realmente hueles bien- dijo cuando se separó de mí con una amplia sonrisa, que dejó al descubierto sus afilados y prominentes colmillos, tan blancos como la misma luna.

Yo no sabía muy bien cómo reaccionar, simplemente sonreí tímidamente y miré a Edward, algo asustada, en busca de ayuda.

- Por favor, no temas, no voy a atacarte ni mucho menos- dijo Alice tomándome las manos, y soltando una tétrica carcajada.

- Alice ya se alimentó, y goza de prácticamente el mismo autocontrol que poseo yo- me explicó Edward.

- Que suerte.

- Me encanta tu habitación- dijo mirando alrededor- es tan pintoresca- agregó dando palmadas de emoción.

- Gracias- respondí yo algo incomoda.

- Así que ésta es tu pequeña colección- dijo mirando mi mueble de libros- Edward seguramente te comentó que somos unos lectores apasionados.

- Algo comentó.

- Lo siento hermanita, pero la verdad es que no le he hablando tanto de ti, como lo que te he hablado a ti sobre ella- dijo Edward y Alice lo miró con reproche.

- Entonces debo suponer que no tienes ni la menor idea de quién soy- dijo Alice sorprendida- Y yo aquí avergonzándome a mi misma.

- Pues Edward me dijo que eras su hermana menor- dije yo tratando de recordar que más me había dicho sobre ella- y que estabas comprometida con Jasper…el terrible.

- Verás, soy la menor de los Cullen, yo estaba a punto de comprometerme con Lord Demetri cuando mi padre enfermó y murió- empezó a contar- pero luego me di cuenta que Lord Demetri sólo estaba interesado en la fortuna que heredaría, así que rompí el compromiso, y gracias al cielo que lo hice, ya que un par de noches después del funeral de mi padre, él volvió a nuestra casa y nos convirtió a todos, primero a mi madre luego a mis hermanos y finalmente a mi. De no haber roto el compromiso ¡habría estado unida a Demetri por el resto de la eternidad! Pero luego llegó Jasper a nuestro mausoleo- continuó con voz aterciopelada- y fue amor a primera vista, él le pidió mi mano a mi padre y hemos estado juntos desde entonces. Sólo alguien que ha experimentado el amor podría entender lo feliz que soy a su lado ¿Has estado enamorada alguna vez, Bella?

- Yo…- dije sin saber muy bien que responder.

- Alice- reprochó Edward.

- Lo siento, tal vez he sido algo impertinente.

- No fue nada, no te preocupes- dije yo para calmarla, era increíble lo educados que resultaban ser los vampiros.

- Es sólo que tus ojos brillan de la misma forma en la que brillan los ojos de mi madre cuando ve a mi padre- dijo sonriéndome.

- Tal vez si lo esté…- dije sonrojándome y mirando al piso.

- ¡Eso es maravilloso!- dijo volviendo a abrazarme. Pude ver a Edward sobre su hombro y su rostro mostraba el ceño ligeramente fruncido. Mi mente rogaba por saber que estaría pensando él en este momento.

- No estoy segura, sólo digo que puede ser- agregué para apaciguar la euforia de Alice.

Entonces escuché la puerta de entrada abrirse y una voz muy familiar.

- Bella, soy yo, no vaya a darte un infarto. Charlie me prestó sus llaves- dijo Jacob en el primer piso.

- ¿Jacob?- dije alarmada.

- ¿Quién es Jacob?- preguntó Edward de inmediato.

- Es un amigo, ¡no puede verlos aquí! deben esconderse- dije a toda prisa mientras escuchaba a Jacob subir las escaleras.

Edward se metió bajo mi cama y Alice se escondió dentro del closet, justo cuando Jacob golpeó la puerta de mi pieza.

- ¿Bella estás presentable? Espero que no estés dormida.

Abrí la puerta y él entró con la confianza que siempre lo caracterizaba.

- Hola- dijo abrazándome y luego fue a sentarse en la cama.

- Jacob ¿qué estás haciendo aquí?-pregunté algo descortés, pero él no lo notó.

- Los chicos están esperándome abajo, vine a buscarte para que vengas con nosotros a la casa de Leah, y no voy a aceptar un “no” por respuesta.

- Cielos Jake, yo estaba por acostarme- dije algo incomoda.

- Pero aun no lo haces- dijo él- además me prometiste que esta vez irías.

No sabía como justificarme esta vez, Jacob tenía razón, yo se lo había prometido, pero no había forma de que yo me fuera y dejara allí a Edward y Alice sin ninguna explicación o alguna despedida. Entonces pensé, situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

- La verdad Jake es que debiste haberme llamado, el asunto es que no puedo ir porque no estoy sola- dije rápidamente y la expresión de Jacob cambió de forma radical.

- ¿Y con quién estás?- preguntó.

- Yo…estoy con una amiga- dije a lo que el sonrió.

- Bella, aquí no hay nadie más, y los amigos imaginarios no cuentan- dijo riendo.

- Alice, sal de ahí- dije abriendo el armario- ya te dije que no dejaré que elijas mi ropa- dije sacándola de un tirón.

- Wow- dijo Jacob ante la extraña imagen que tenía al frente, una chica del siglo pasado saliendo de un armario.

- Hola- saludó ella sonriendo.

- Ella es Alice, es una vieja amiga- expliqué.

- No porque yo sea vieja - aclaró ella innecesariamente- es que nos conocemos hace cientos de años, y no en el sentido literal, sólo tengo 16 años- agregó.

- Eso supuse- respondió Jacob aun extrañado- Soy Jacob Black- dijo extendiéndole la mano.

- Encantada- contestó Alice.

- Yo sólo le estaba diciendo a Bella que unos amigos harán una fiesta, ambas pueden venir- invitó él por cortesía.

- Agradezco la invitación- dijo Alice- pero no suelo ir a fiestas sin el consentimiento de mi padre o la compañía de mi novio, Jaspe el terrible.

- Ella, se refiere a que ir sin su novio sería algo terrible- dije yo de inmediato, ante la expresión confundía de Jacob.

-…De acuerdo- dijo él- será para otra ocasión. Nos vemos mañana Bella y lamento la interrupción- agregó despidiéndose.

- Seguro Jake- respondí yo- te acompaño a la puerta.

- Hasta pronto joven Black- dijo Alice.

Bajamos juntos en silenció pero una vez en la puerta Jacob no pudo aguantar más su curiosidad.

- Tu amiga es…algo extraña- dijo aguantándose la risa.

- Ella es una gran persona- dije defendiéndola.

- Si eso puede ser, pero ¿por qué iba vestida así?- preguntó.

- Jacob, obviamente no viste así siempre- dije tratando de pensar en una excusa- lo que pasa es que…Jessica hará un fiesta de disfraces, y tú sabes que yo no tengo ninguno, así que Alice se ofreció a prestarme su disfraz de dama antigua- concluí satisfecha con mi explicación.

- Ahora entiendo todo, ¡wow! creí que estaba loca o algo así- dijo Jacob suspirando.

- Como se te ocurre- dije golpeándolo en el hombro.

- Entonces ¿me vas a invitar a esta fiesta?- preguntó sonriendo.

- Claro, Jessica dijo que podías ir- respondí.

- Genial, nos vemos entonces, que descanses Bella- dijo Jacob.

- Has pronto Jake- dije antes de cerrar la puerta.

- Bella ¿de verdad tienes una fiesta de disfraces?- preguntó Alice apenas entre en mi cuarto- porque tengo muchísimos vestidos que podría prestarte- dijo emocionada.

- ¿Estabas espiando?- pregunté.

- Sólo un poco- dijo sonriendo con cara inocente.

- Si, tengo una fiesta de disfraces el próximo sábado y la verdad es que me vendría muy bien algo de ayuda para disfrazarme.

- Maravilloso- dijo ella- te traeré todos los vestidos que tengo para que elijas el que quieras.

- Alice, con uno me bastará.

- Está bien, tengo en mente uno que te quedará perfecto- dijo alegremente.

- Vamos Alice, dejemos a Bella descansar- dijo Edward.

Entonces reparé en que el rostro de Edward, no se veía para nada alegre como solía estar, en cambio, su sonrisa estaba apagada y sus ojos se veían melancólicos. No sabía en qué momento había pasado o qué había provocado aquella reacción.

- ¿Tan pronto?- preguntó Alice, diciendo justo lo que estaba en mi mente.

- Alice, Bella no está despierta toda la noche como nosotros, ella debe dormir.

- De acuerdo- respondió Alice a regañadientes- pero volveré la próxima semana para traerte el vestido.

- Gracias Alice- dije dándole un abrazó. Ella no era nada terrorífica como yo me la había imaginado.

- Es lo menos que puedo hacer por la mejor amiga de mi hermano mayor.

- Te veré el próximo viernes ¿verdad?- pregunté a Edward insegura.

- Claro que sí – respondió regalándome al fin una pequeña sonrisa- ¿A dónde más habría de ir?

- Que duermas bien Bella- dijo Alice saliendo por la ventana.

- Que tengas dulces sueños- agregó Edward acariciando mi mejilla, antes de salir detrás de su hermana y perderse en la oscuridad de la noche.