lunes, 4 de julio de 2011

Caminos Separados Cap 13

Capítulo 13

Los Vulturi


Habían pasado 13 años desde mi iniciación como vampiro. Estábamos en 1934 y mi vida había cambiado por completo desde aquel 21 de septiembre de 1921. Vivir con los Vulturis no tenía muchas complicaciones, la mayoría de los vampiros, que eran muchos mas de los que habría imaginado, nos temía, y eso hacía nuestro trabajo muchísimo más fácil.

Nuestra misión básicamente era reclutar a los vampiros que no hacían cumplir la ley, traerlos con Aro, Cayo y Marco para que ellos se encargaran del proporcionar la sentencia, que normalmente era la muerte. Demetri, tenía un don extremadamente exacto para localizar personas, él nos daba la ubicación para encontrarlos, Félix tenía una fuerza impresionante para ser vampiro.


Aro tenía el poder especial de saber todo lo que había en la mente de una persona al tener el más mínimo contacto físico con ésta. Él estaba convencido que yo tenía algún poder oculto, ya que yo era la única excepción a su don, es por esto que me había convertido, lo había descubierto cuando me tomó para morderme, esperando conocer mi vida entera, pero no vio absolutamente nada. El problema era que entre Aro, Cayo y Marco, mis maestros, aun no lograban descubrir cómo funcionaba mi supuesto poder, que ellos habían nombrado como “escudo mental”.

Marco tenía el poder de ver las relaciones interpersonales, y su intensidad, pero nunca había visto su poder en acción. Cayo no tenía ningún poder, pero tenía más de tres mil años y eso lo hacía bastante poderoso, aun así, siempre estaba molesto, tal vez debido a su falta de habilidades especiales.

Heidi se encargaba de reunir nuestro alimento, cada vez me costaba menos alimentarme, ya estaba acostumbrada a los gritos y el escándalo que se armaba cuando comenzábamos a beber la sangre, hasta me parecía gracioso que algunos trataran de defenderse con inútiles golpes y cuando algunos trataban de huir, solo hacían nuestra caza más interesante.

También estaban las esposas de Aro y Cayo, que no hacían mucho en realidad, no opinaban nada respecto a las sentencias, ni tenían algún papel activo como los miembros de la guardia, simplemente estaban para la satisfacción de ellos. Sus nombres eran Sulpica y Athendora respectivamente. Marco solía tener una esposa llamada Didyme, pero según supe, la mató luego de encontrarla con Cayo. Las esposas rara vez se dirigían a mí o a cualquier otra persona de la guarida, generalmente se paseaban por el castillo hablando entre ellas, cuando no estaban con sus esposos. Era fácil olvidar que ellas vivían en el castillo.


El primer año fue el más difícil. Adaptarme a mi nueva vida, más bien mi nueva realidad, me parecía casi imposible en ese momento. No tenía permitido salir al exterior, hasta que pudiera controlar mis impulsos de neófita, a pesar de que tenía bastante autocontrol. Tenía estrictamente prohibido volver a ver a algún familiar o conocido. Me sentía fatal por hacer creer a mis padres que estaba muerta, hacerlos sufrir de aquel modo era algo que nunca me perdonaría, pero no tenía otra opción. Pensaba en Jacob y en Leah, solos esperando por mí, preocupados por mi desaparición.

Pero ser la única excepción al poder de Aro fue de mucha utilidad en ese primer año. Aun no me adaptaba a las nuevas reglas y no siempre las cumplí. Un par de días después de mi conversión, huí del castillo y fui hasta el departamento.


--------------------------------------

Era tarde, probablemente las nueve de la noche, las luces del departamento estaban encendidas. Caminé agachada fundiéndome con las sombras y la oscuridad, me acerqué a la ventana que tenía las cortinas abiertas y miré hacia el interior. Junto a la mesa de la cocina, sentado en una silla estaba Jacob, su cara estaba demacrada y no había una sola pizca de la alegría que lo caracterizaba, apoyada en su hombro estaba Leah llorando desconsoladamente, me sentí horriblemente mal por hacerlos sentir así, pero no sabía qué hacer al respecto, yo jamás había buscado lo que me pasó.

Aunque muchas veces había deseado la muerte, jamás pensé en cómo se sentirían los demás si yo muriera realmente y ahora lo estaba presenciando.

Nunca había deseado tanto estar viva y con la gente que me quería, había hecho lo mismo que Edward me había hecho a mí, le había prometido a mis padres que estaría bien en Italia, de hecho, les había prometido que estaría mejor que en Chicago, y simplemente había desaparecido para nunca volver. Les había partido el corazón.


Me quedé observando la desoladora imagen hasta que Leah se quedo dormida, vi como Jacob la llevaba hasta su cuarto y luego entraba en el suyo que estaba justo al lado. Rodeé el edificio hasta quedar en la ventana trasera que daba a un estrecho callejón. Entonces me invadió un impulso y antes de que lo hubiera pensado dos veces lo llamé. Jacob miró automáticamente a la ventana y yo me agaché para que no me viera. La ventana se abrió y me pegué aun más a la pared. No sabía cómo reaccionaría Jacob si me veía, tampoco sabía qué le diría, y algo mucho más importante, no sabía qué me haría mi amo si se enteraba que había roto una de las reglas más importantes, mantener el secreto de nuestra existencia.


- ¿Quién anda ahí?- preguntó algo preocupado Jacob.

Escuchar su voz me trajo una oleada de nostalgia y recuerdos de la vida a la que nunca podría volver. Y el impulso volvió, me paré pero me quedé oculta en las sombras.

Lo vi dar un salto hacia atrás por la sorpresa.

- ¿Quién es?- peguntó con una nota de pánico en la voz.

- Jacob- dije, aun sorprendiéndome de lo extraña y sedosa que mi voz sonaba ahora. Pude ver como sus ojos se abrían enormemente.

- ¿Bella?...- preguntó no muy convencido. Me sorprendió que no me dijera "señorita" como lo hacía normalmente.

- mm…si, soy yo- dije finalmente.

- ¡No es posible, eres tú, estás viva!- dijo comenzando a hiperventilar de felicidad.

- mm no exactamente, pero estoy bien- contesté.

- Pero ¿dónde ha estado todo este tiempo?- dijo volviendo a tratarme con propiedad.

- Está bien, puedes tutearme- dije.

- Creímos que estabas muerta- continuó - tus padres vienen en camino desde Chicago. Dimos aviso de tu desaparición.

- Jacob no puedo explicarlo, no me lo creerías aunque te lo dijera. Pero el asunto es que no puedo volver.

- ¿De qué estás hablando, por qué no puedes volver?- su voz sonaba angustiada. Me acerqué paulatinamente hasta donde llegaba la luz de su habitación. Lo vi mirarme perplejo cuando mi rostro quedo expuesto.

- ¿Qué fue lo que te pasó? - dijo quedándose helado un momento, como percibiendo el peligro que mi presencia significaba. Pero luego me tendió una mano para hacerme entrar por la ventana- ven esta helando afuera.


Le di la mano y él no reaccionó ante mi helado tacto, tal vez lo atribuyó al frio que hacía afuera. Entré en la habitación y nos quedamos mirando a un metro de distancia, él me examinaba completamente evaluando las notorias diferencias que yo tenía. Me observó directamente a los ojos, a mis nuevos ojos rojos, su rostro no pudo ocultar la sorpresa y el horror.


- ¿Qué fue lo que te pasó?- repitió la pregunta.

- Yo…ya no soy la de antes, pero no puedo explícatelo, no sabes cómo me gustaría poder contarte todo, pero no es posible- dije apesadumbrada, extrañaba nuestras largas conversaciones, donde no había nada que ocultar.

- Te ves diferente- dijo.

- Soy diferente ahora y es peligroso que esté cerca de ustedes, por eso no puedo volver- dije repentinamente notando el pulso de la vena yugular en el cuello de Jacob, pero aparté la mirada de inmediato, no podía perder el control con él, no me perdonaría jamás si lo lastimaba.

- No podrías hacerme daño- dijo acercándose más a mí, pero lo detuve poniendo mi mano en sus abdominales-prometí que te cuidaría, y planeo mantener mi promesa- protestó.

Yo ya estaba harta de las promesas imposibles de cumplir. Negué con la cabeza.

- No es posible Jacob, soy peligrosa, además debo estar con otras personas ahora- dije, Jacob me miraba de una manera extraña.

- Por qué no nos vamos de aquí…juntos, no tenemos por qué quedarnos- dijo mirando mis manos, y se acercó más para tomarlas entre las suyas, nuevamente no reaccionó ante mi frío tacto, como si supiera lo que yo era, pero no se espantara por ello.

- No es algo de lo que pueda huir Jacob- dije mirándolo- pero lo haría, huiría contigo, si pudiera.

- Odio lo que te hicieron- dijo girando y golpeando la pared con un puño- odio que nada pueda ser como antes, que no puedas volver con tu familia…conmigo.

- Lo sé es horrible- dije en un susurro- por eso necesito que tu le des un mensaje a mi familia- dije mirándolo a los ojos, tenía una expresión tan triste que quise abrazarlo y llorar con él.

- Qué quieres que les diga- preguntó luego de respirar profundamente varias veces calmándose.

- Debes decirles que yo estoy bien, pero que necesito estar sola, no quiero que piensen que morí. Tal vez así no sufran tanto, no podrán verme de nuevo, pero al menos sabrán que estoy bien en alguna parte. ¿Crees que eso esté bien?- pregunté al fin, dudando de si era lo mejor o no, últimamente tenía un poco confundidos los conceptos de bien y mal.

- No puedes irte así nada más, desaparecer…- dijo desesperado.

- Jacob por favor, sólo dime si puedes entregarles mi mensaje- dije y no pude ignorar la expresión de dolor en su rostro.

- Está bien, lo haré- dijo, aunque sabía que no estaba de acuerdo con mi decisión. Cuánto me habría gustado quedarme junto a él.

- ¿Crees que estén bien?- pregunté.

- Creo que podrán vivir con eso- dijo meditando.

- ¿Tu podrás?- pregunté mirándolo.

- ¿Debo conformarme con tu pobre explicación y suponer que las decisiones que estas tomando están correctas, dejarte ir y no volverte a ver?- preguntó mirándome con incredulidad. Yo asentí con pesar.

- No hay otra opción…no es algo que yo elegí, Jacob- respondí. Nos miramos a los ojos durante un tiempo, y habría deseado que ese momento durara por siempre, no quería irme.

- Ven aquí- dijo tirando de mi mano hacia él y atrapándome en un abrazo.

Me tomó por sorpresa, pensé que me invadiría el deseo de sangre, pero cuando sentí su aroma, lo abracé más fuerte y enterré la cara en su pecho con ganas de llorar, pero las lágrimas jamás llegaron a mis ojos. Con pesar me separé de sus fuertes brazos.

- Cuídate Jacob- dije mirando como sus ojos se llenaban de lágrimas- cuida a Leah, ella te necesita mucho.

- Claro que lo haré, descuida- dijo regalándome una de esas sonrisas que tanto lo caracterizaban, pero la alegría no le llegó a los ojos.

-Adiós Jacob- dije soltando sus manos y encaramándome en la ventana. Lo miré por última vez y le sonreí- tal vez algún día nos volvamos a ver, quién sabe...-Me lancé abajo con gracia y corrí tan rápido como pude, mezclándome con las sombras en dirección al castillo que ahora era mi hogar.

-------------------------------------------------

En los trece años sólo había vuelto un par de veces más al departamento, primero para comprobar que éste estaba vacío nuevamente, justo como estaba antes de que yo llegara a él, y la segunda vez para ver a los nuevos dueños del departamento instalándose.

Me calmaba mucho saber que Jacob les había dado mi mensaje a mis padres. Ahora podía seguir con mi extrañan nueva vida sin tantos remordimientos. Mientras menos pensaba en ellos, más fácil era olvidar que antes había tenido una vida medianamente feliz, y así hundirme en esta extraña nueva existencia, este limbo entre la tierra y el infierno, encadenada a beber sangre humana para sobrevivir. Mientras menos pensaba en ellos más natural me parecía mi nueva naturaleza de vampiro. Lo único que me recordaba mis antiguos días felices, era el relicario que colgaba de mi cuello, junto al escudo Vulturi.


De esta manera había pasado los trece años que llevaba como una Vulturi, con mis maestros, quienes me habían enseñado todo lo que sabía sobre ser una vampiro.

Cada día, cuando Aro tenía tiempo, me hacía sentarme a sus pies y me contaba alguna anécdota de las que había tenido a lo largo de sus trescientos años. Sobre sus amigos y conocidos, sobre algunos de los que no tenía que fiarme, sobre experiencias que habían marcado la historia de los vampiros.

Las más apasionantes eran sobre las guerras de vampiros, las guerras civiles que ocurrieron en el sur, donde se formaban ejércitos para disputarse las tierras, unos vampiros codiciosos sin respeto por nuestro preciado secreto de anonimato. Los irresponsables vampiros que sólo pensaban en su beneficio personal, convertían a ciudades completas para enfrentarse a otros ejércitos y así tener el reinado de las ciudades que deseaban y poder alimentarse sin intervenciones, todas estas historias terminaban con la oportuna intervención de los Vulturis, quienes debían mantener estas situaciones fuera del conocimiento de los humanos.

Otra historia que me intrigaba mucho, era la que hablaba sobre los niños inmortales, cuando una ola de iniciaciones de pequeños niños había comenzado en todas las ciudades. Mujeres desesperadas por hijos convertían bebes, los niños más maravillosos ante los ojos de quien los viera, pero estos niños no tenían la madurez o la conciencia suficiente para mantener oculto el secreto de nuestra existencia.

Me parecían tan emocionantes todas la historias, que esperaba todo el día ansiosa porque Aro me contara otra, yo debía saber sobre todas estas situaciones que habían puesto en peligro nuestro secreto y que eran completamente inaceptables.

También disfrutaba de los relatos sobre sus conocidos, Aro realmente apreciaba a quienes lo respetaban, y hablaba de ellos con mucho orgullo de llamarlos amigos.


Ese día vendría uno de los amigos más cercanos de Aro, uno que tenía un peculiar estilo de vida. Podía notar la molestia en la voz de Aro cuando explicaba esta parte de la historia, pero aun así le tenía mucho cariño y estaba feliz cada vez que éste lo visitaba. Yo estaba realmente emocionada de poder conocerlo en persona, luego de todo lo que Aro me había hablado de él y su extravagante dieta.


Estaba por la tercera planta del castillo cuando sentí el llamado de Aro, fui hasta la gran habitación circular para conocer al famoso Carlisle Cullen y su extraño clan de vegetarianos. Abrí la puerta cuando Aro nos presentó.


- Este es mi querido amigo Carlisle, su adorable esposa Esme, junto a Rosalie y su pareja… Edward.


* nota de la autora: en este capítulo hay citas de new moon (película)

12 comentarios:

  1. AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA :O OMG!

    ResponderEliminar
  2. me encanto pero . . . mendigo edward irse y dejar a bella triste!! aaah lo odiooo y quedarse de pareja con rosalia mendigo jajajaj me encanto el capi n-n avisame cuando subas mas

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

      Eliminar
    2. Epa! sin insultos! Ya se que todas nos descontrolamos un poco cuando vemos a Edward con otra que no sea Bella...

      Eliminar
    3. Si, perdón. Esque de verdad, que poca atención. Me resulta increíble que alguien pueda creer de esa manera (alguien que no sea Bella) que Edward la dejaría por Rosalie.

      Eliminar
  3. no puedes dejarme si linda,de verdad que no!
    desde que edward murio he estado esperando por el,ahg.
    publica pronto porfa

    ResponderEliminar
  4. DIossssss....estubo increible....ya no puedo esperar para el proximo capitulo ;)

    ResponderEliminar
  5. aaaaaa no podes cortarlo asi! publica rapidddddddo

    ResponderEliminar
  6. awwwwwwww te juro que casi rompo en mil pedazos el monitor de mi ordenador por dios!!!!!!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  7. No me lo puedo creer!!!!por fin se van a ver diosssss,y Rosalie pareja de Edward??jajajaj me encantaaaaaaaaaaaaaaa super interesanteeee

    ResponderEliminar
  8. AAAAAAHHHHHH! EN CUANTO MECIONÖ A CARLISLE ME EMOCIONË!!!!!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡LO SABÏA!!!!! ¡¡¡SIEMPRE TUVE LA ASQUEROSA, MALDITA Y MISERABLE RAZÓOOOOOON!!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡NO HABÍA MUERTO, SE ENFERMO DE GRIPE ESPAÑOLA Y CARLISLE, QUE TRABAJABA EN EL MISMO HOSPITAL Y LO CONVIRTIÓ!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡LO SUPE INCLUSO ANTES DE QUE LE DIJERA A BELLA QUE SE IBA A KANSASS! BIEN DIJO EN EL LIBRO QUE LO HABÍAN DADO POR MUERTO A EL Y A ELIZABETH. PONGANA ATENCIÓN!! ¿ACASO CREEN QUE EDWARD SERÍA TAN MALO COMO PARA ABANDONAR A BELLA? LA ESPERANZA EN ESO ME MANTUVO ESPERANDO Y POR FIN SE CUMPLIÓOOO!!! ¡¡¡¡¡ME VALE QUE SEA PREJA DE ROSALIE (cosa que no creo) EDWARD ESTÁ VIVO¡¡¡¡¡AAAAAAMOOO SER TAN INTUITIVA!!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La esperanza es lo ultimo que se pierde! Bien por la fe en Edward! :D

      Eliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...