viernes, 27 de mayo de 2011

Caminos Separados Cap 4


Capítulo 4

Momentos para recordar.


De vuelta en la fiesta, casi no podía concentrarme en las conversaciones, podía oír a la gente reír a mí alrededor, pero se oía lejano y artificial. Estaba absorta en mis pensamientos, sobre todo lo que había ocurrido, todas las complicaciones que se nos venían encima y finalmente la promesa de Edward, que me había tocado el corazón.

El comedor estaba lleno de mesas redondas en las que cabían unas 10 personas, todos comían animadamente, charlaban, brindaban y reían. Yo no había probado bocado de la cena y no había salido de mi boca palabra alguna desde que habíamos entrado. Entonces noté que Edward me estaba mirando y su cara se veía muy triste. Sonreí débilmente para tranquilizarlo, tomé su mano y le di un apretón para darle confianza. Me devolvió la sonrisa y se puso de pie con una copa en la mano.

- Disculpen, mis queridos amigos, si me permiten, me gustaría realizar el brindis - todos voltearon a verlo, las conversaciones cesaron y la atención de todos estuvo en Edward y en mí- En primer lugar quiero brindar por la hermosa mujer que se encuentra a mi lado, ya que hoy nos reunimos para celebrar su cumpleaños numero 16.


Mis padres me sonrieron con ternura y todos alzaron sus copas en un brindis por mí.

-Desde que esta bellísima mujer entro a mi vida, toda mi existencia cobró otro sentido. Bella, le diste a mi vida la luz y la energía, eres el motor que me impulsa a seguir adelante y doy las gracias cada día por tenerte a mi lado- se escucharon muchos “aaaw” entre los invitados y pude notar que mi madre se secaba discretamente un par de lagrimas.

Incluso a mi se me humedecieron los ojos. Lo miré con ternura y una sonrisa en el rostro a la que él respondió. Edward era tan maravilloso, tenía mucha suerte de tenerlo y de que él me amara como lo hacía. Entonces me tomó de las manos y me puso de pie.


- Es por eso que esta noche quiero decirte, frente a todos estas personas, que prometo amarte para siempre, todos los días de mi vida. Y quisiera preguntarte, con el consentimiento de tus padres: Isabella Marie Swan aceptas casarte conmigo?- dijo arrodillándose y ofreciéndome el hermoso anillo de su madre.

Lo miré a los ojos, esos increíbles ojos verdes, que irradiaban felicidad y amor.

- Por supuesto que acepto Edward Masen, acepto ser tu esposa- la sonrisa se extendió por mi rostro a medida que las palabras salían por mi boca.


Edward deslizó el anillo por mi dedo y besó mi mano. La multitud aplaudió con mucha alegría, el momento era uno de los mas vergonzosos, pero aun así me sentí feliz, incluso sabiendo que pronto tendríamos que separarnos.

Luego de muchísimas felicitaciones, nos dirigimos nuevamente al salón donde tuvieron lugar diferentes bailes. Tuve que mostrar el anillo numerosas veces, recibir elogios, abrazos y mas felicitaciones, la clase de atención que normalmente prefiero evitar.

Cuando el reloj del salón mostraba las once de la noche, la gente comenzó a marcharse, así que tuve que despedirme de todos a los que habíamos invitado y recibir nuevamente felicitaciones de parte de ellos.

Edward me llevó hasta mi casa mientras mis padres se quedaban conversando con la señora Elizabeth. Cuando llegamos nos quedamos un momento en la salita.

- Bella lamento haber arruinado tu cumpleaños, quería que todo fuera perfecto y finalmente fui yo quien lo echó a perder- dijo con pesar.

- Edward no fue tu culpa, la vida no siempre puede ser perfecta al parecer. Además tú no lo planeaste, solo sucedió- musité.

- Debo volver a mi casa, aun no lo he hablado con mi madre- dijo apenado.

- Se pondrá muy triste- dije imaginando su reacción.

- Lo se, pero les escribiré, a ambas, tan seguido como pueda- dijo animándome- ya veras que no te darás ni cuenta cuando esté contigo nuevamente.

- Solo eso espero- dije aun triste.

Cuando oímos el sonido de la puerta de entrada, Edward se puso de pie para marcharse, no sin antes darme un beso. Se despidió de mis padres, y se marcho con elegante andar.


La semana siguiente fue muy triste, estuve con Edward todos los días, tanto tiempo como nos era posible, pero la perspectiva de tener que separarnos nos mantenía con los ánimos muy bajos. La madre de Edward también se veía muy triste estos días, después de haberla visto tan dichosa el día de nuestro compromiso, era desolador verla tan callada luego de la noticia de Edward. Mi padre se había molestado al principio, pero luego de explicarle que yo estaba al tanto de la situación cuando había aceptado casarme con él, se había calmado un poco. Mi madre por su parte se había entristecido mucho con la noticia, ella entendía perfectamente que yo hubiera seguido adelante con el compromiso, porque sabe como son mis sentimientos hacia Edward. Ella es muy sabia al interpretar a las personas y entiende que Edward no tiene la culpa de esta situación, además de notar que esta tan apenado como yo por los sucesos que se nos avecinan.

Todas las noches me dormía con una mano en el corazón que Edward me había regalado, pensando en qué podría regalarle a él para que me recordara. Quería que fuera algo que le demostrara cuanto lo amaba, lo mucho que lo extrañaría, lo importante que era para mí, algo más que sólo palabras. Pero nada me parecía lo suficientemente bueno.


Era domingo, al día siguiente a primera hora de la mañana Edward se marcharía en el primer tren. Eran las 10 de la mañana, aun no me levantaba, no había podido dormir, simplemente había llorado silenciosamente toda la noche en mi cuarto. La pena que sentía era tan inmensa, pero me negaba a demostrarlo frente a Edward, no quería angustiarlo más.

- Señorita, por favor no llore más, el joven Masen vendrá a recogerla en poco tiempo, usted no querrá que la encuentre así, por favor, hágame caso- me rogaba Emily, la tenía muy angustiada por mi comportamiento últimamente.

Me levanté sin ganas y Emily me preparó el baño, cuando estuve finalmente vestida golpearon a la puerta.

- Señorita Swan, el joven Masen la espera en el vestíbulo- dijo Sam junto a la puerta.

- Sam dile al joven que la señorita bajará enseguida- contesto Emily por mí- Y ahora quiero verla con una gran sonrisa- dijo mirándome.

- Gracias Emily, no se que haría sin ti- dije y luego bajé a encontrarme con Edward.

- Bella- dijo apenas me vio, estaba tan hermoso como de costumbre, pero su cara se veía levemente demacrada, al parecer tampoco había sido una buena noche para él.

Cuando llegué al final de la escalera me tomó por la cintura, me abrazo con ternura y me beso en la mejilla.

- ¿Como amaneciste cariño?- preguntó con preocupación, debía verme terrible.

- No tan bien como quisiera, pero mejor de lo que esperaba- dije al fin y miré hacia el piso, no quería que descubriera que había llorado. Edward me tomó el rostro por el mentón y me hizo mirarlo a los ojos.

- Tampoco fue una buena noche para mi- dijo con sinceridad.

- Será mejor que vayamos Edward, la misa empezará pronto- dije evitando el tema, lo que menos quería recordar hoy, era lo que se avecinaba mañana, aunque eso era prácticamente imposible.

- De acuerdo – dijo con paciencia y puso mi brazo enrollado al suyo. Salimos de la casa y nos subimos al automóvil, que nos llevó hasta la plaza principal, donde la gente ya comenzaba a entrar a la iglesia.

Saludamos a algunas personas antes de entrar y luego fuimos a tomar asiento. La misa transcurrió sin que yo lo notara, no podía escapar de mis propios pensamientos. Antes de que me diera cuenta ya estábamos caminando hacia la salida.

Mientras caminábamos por la plaza en dirección al auto, Edward cortó una flor de los arbustos junto al camino.

- Bella no soporto verte tan abatida y saber que soy el responsable de tu tristeza- dijo con la angustia en los ojos- dime qué puedo hacer para que, al menos este día, sea más alegre- agregó y me dio la flor que había cortado.

- No lo se, Edward, también quiero que este día mejore de alguna manera, quisiera que te pudieras llevar algún lindo recuerdo pero no se que hacer- dije finalmente con frustración.

- Ven conmigo Bella, haremos que este día sea especial- dijo y me tomó de las manos, llevándome con él en dirección al auto.

- Paúl, llévanos a “Sole di Mezzanotte“-dijo al chofer, refiriéndose al restaurante italiano con más clase de la ciudad.

- ¿A Sole di Mezzanotte? ¿De verdad iremos?- pregunté asombrada- no creo que lleve la ropa adecuada- dije.

- Bella, cariño, podrías llevar harapos encima y te verías más hermosa que cualquier chica en vestido de gala.


Cuando llegamos, me ayudó a bajar y habló para que nos dieran una mesa.

- De preferencia que sea una apartada, más intima- pidió de forma muy cordial a la muchacha que lo atendió, la cual no le quitaba los ojos de encima y lo miraba como si estuviera hipnotizada. No la culpaba, pero si me hacia sentir ligeramente molesta, podría tener un poco más de respeto, considerando que él venía acompañado.

- Tengan la amabilidad de seguirme por favor- dijo la chica. Así que caminamos detrás de ella, hasta que llegamos a una elegante mesa en una esquina del restaurante, refugiada por un biombo de hermosos diseños y magnificas plantas.

Por un par de horas logré dejar de pensar lo que nos deparaba el día de mañana, y pude disfrutar de un agradable momento con Edward. Los platillos eran exquisitos, el ambiente, todo fue muy agradable. Tal vez sólo eso hacia falta, hacer cosas diferentes de las que normalmente hacíamos, algo nuevo nos iba a tener distraídos. Entonces una idea vino a mi cabeza.

Cuando salimos del restauran ya era capaz de sonreír y Edward parecía mas feliz también. Le dije que fuéramos a mi casa. Al llegar subí a mi habitación y lo dejé esperando en la sala. Le dije a Emily que me ayudara a cambiar de ropa, me puse mi vestido de montar y bajé. Edward me miró sorprendido.

- ¿Qué es lo que haremos?- preguntó con curiosidad y una sonrisa en la cara.

- Iremos a dar un paseo- contesté, le tomé la mano y lo guié a los establos.


El día se estaba empezando a asolear y la agradable brisa que corría no llegaba a los establos, por lo que el calor ahí era mayor aun.

- Señorita Swan - dijo Jacob, el hijo de Emily, sorprendido de verme. Su piel color bronce contrastaba con su blanca sonrisa. Tenía la frente perlada de sudor, llevaba unos sucios pantalones remendados, y una raída camisa abierta completamente, mientras cepillaba a un hermoso caballo de color azabache. Su abdomen era bastante tonificado para tener solo 14 años, seguramente debido al trabajo que realizaba a diario. Al notarlo, miré hacia el suelo de inmediato para no incomodarlo, él se abrochó rápidamente la camisa y se limpió las manos en los pantalones.

- Dígame en que puedo ayudarla, estoy a sus órdenes- dijo con una gran sonrisa.

- Jacob podrías ensillar dos caballos, Edward y yo saldremos a cabalgar- le dije.

- Por supuesto señorita- dijo asintiendo cortésmente- en seguida estarán listos.

Al cabo de un momento volvió trayendo consigo dos caballos con las monturas puestas.

Edward me ayudó subir a mi caballo y luego se subió al suyo. Se veía muy emocionado y eso me hizo sentir feliz.

- Muchas gracias Jacob – le dije cuando ambos estuvimos listos para partir.

- No hay de que señorita- contestó con un asentimiento y su usual sonrisa en el rostro.

- Adiós!- le dije y comenzamos a cabalgar. Jacob nos observó hasta que nos fuimos.


Paseamos tranquilamente por los caminos, hasta que llegamos al campo abierto. Edward cabalgaba a mi lado. Se veía tan maravilloso, sus ojos brillaban, el sol le daba en la piel haciéndola relucir y dándole leves tonos rojizos a su cabello. Parecía un príncipe montado en su caballo, aun cabalgando no perdía la elegancia. Entonces acercó su caballo al mío y me besó con pasión. De pronto se separó y con una sonrisa de lado se alejó de mí galopando. En seguida lo seguí lo más rápido que pude, considerando que yo montaba de lado. El reía alegremente y se daba algunas vueltas alrededor mió y se alejaba de nuevo incitándome a seguirle el paso.

Seguimos jugando durante toda la tarde, se sentía tan vitalizante correr por los campos sintiendo el olor a pinos, eucaliptos y naturaleza pura, el aire fresco llegaba a la cara con violencia, mis cabellos estaban totalmente desordenado y volaban junto al viento. Sentía la adrenalina correr por mis venas mientras galopaba por el campo abierto, sin limites, sin presiones, solos Edward y yo.

Edward se detuvo a esperarme así que aminoré el paso hasta que llegué donde él estaba, miraba tiernamente como me acercaba.

- ¿Te he dicho hoy lo maravillosa que te ves?

- Solo un par de veces en el restaurante- dije riendo, Edward siempre buscaba excusas para poder elogiarme muchas veces al día.

- Si, pero no te había dicho lo hermosa que te ves con este vestido.

- Pues tú no te ves nada mal- dije con una sonrisa coqueta. Edward sonrió y eso sólo lo hizo verse mas apuesto. Comenzó a acercarse para besarme y entonces salí al galope riendo- solo si puedes alcanzarme Edward- dije mirando a un Edward totalmente perplejo.

- Ten por seguro que lo haré- dijo mientras me perseguía en su caballo. La ventaja con la que había salido solo me duró un par de minutos, entonces Edward estiro un brazo atrapándome por la cintura y obligándome a aminorar el paso, cuando mi caballo se detuvo me tomo el rostro y me besó nuevamente con pasión. Entonces me tomó por la cintura con ambos brazos, me levantó y me sentó de lado en su caballo justo delante de él y siguió besándome. Le rodeé el cuello con los brazos, con mi mano en su cuello lo presione mas contra mí y acaricié su cabello. El presionó mi cuerpo al suyo y sus manos recorrían mi espalda hasta mi cintura.


Vimos la puesta de sol abrazados en su caballo. Y cuando el último rayo se escondió supimos que era tiempo de volver a casa.

6 comentarios:

  1. Mi Edward tan lindo como siempre,voy a por mas.

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  2. que hermoso y triste capitulo me fascino amiga!!!

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  3. Me encantó,Lunita tienes pluma de escritora de verdad,lo haces genial y le das vida a los capítulos con esas imágenes tan hermosas cuando lo terminas,qué IMAGINACIÓN!!!te admiro,me encanta,me encanta y me encantaaaaaa,me gustó mucho eso del restaurante justo como en la película y la chica mirando a Edward,es que es tan apuesto :D

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  4. Que hermoso y tierno capítulo. Es el primero al que le pongo que es divertido, interesante e increíble!!

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