miércoles, 25 de mayo de 2011

Caminos Separados Cap 3


Capítulo 3
La fiesta

Y el gran día había llegado al fin, no es que me emocionara la idea de la fiesta con tantas personas y la atención de todos puesta en mí, pero la idea de comprometerme oficialmente con Edward mejoraba considerablemente el panorama.

Estaba en la habitación de invitados de la casa de Edward, mientras Emily me preparaba. Mis brazos afirmaban con apremio el pilar que sostenía el dosel de la cama, mientras mi madre me apretaba el corsé y mi aya se encargaba de abotonar mis medias y de ponerme los tacones. Con todo encima se me dificultaba el caminar y la respiración notoriamente, pero el corsé modelaba la figura y mientras más apretado mejor, según ellas decían, y por mí, mientras menos sintiera los nervios en el estomago mejor, así que dejé que siguieran torturándome con el vestuario.

El vestido era largo de un genero liso color azul claro, con un escote en forma de corazón y unas mangas cortas levemente aglobadas. Sobre el género azul caía un tul blanco, bordado con flores en el mismo tono en la parte mas baja. La falda era levemente mas abierta a la altura de las rodillas y unos suaves vuelos a la altura de los tobillos. Era maravilloso, un regalo adelantado por parte de la madre de Edward, traído desde Europa.

El pelo lo llevaba recogido en un sofisticado peinado hacia arriba y adornado con un elegante sombrero levemente inclinado hacia la derecha, cuyas cintas se amarraban en un gran rosón junto a mi oreja.

Los guantes de encaje cubrían mis manos y un velo del mismo juego cubría mis hombros.


- Te ves bellísima- dijo mi madre con una sonrisa en el rostro- oh por dios, aun recuerdo cuando me comprometí con tu padre, fue tan romántico- agregó con una mirada soñadora- estoy tan emocionada de que al fin puedas vivir lo mismo que yo. El amor es la mejor experiencia que he tenido, y sé que tu también tendrás momentos maravillosos con Edward- no podía sonreír más, a veces parecía que tuviera la misma edad que yo, era tan expresiva y soñadora.

- Solo espero no arruinarlo todo con mis torpezas - dije con pesar, realmente eso me preocupaba.

- Ay Bella cariño, nada malo va a pasar, no seas fatalista. En momentos tan difíciles como los que esta pasando la mayoría de la gente, deberías estar feliz de tener un acontecimiento tan maravilloso y lleno de dicha como este, quiero que recuerdes por siempre este día, al igual que yo, y quiero que recuerdes lo feliz que te hizo- me dijo con sus mejores deseos.

- Por supuesto que me hace feliz- dije de inmediato, no había nada que deseara mas que estar casada con Edward- pero al mismo tiempo, es algo tan importante que me pone muy nerviosa, como si tuviera un mal presentimiento, no lo se, deben ser tonteras mías. Por primera vez en la vida soy la persona con más suerte y a eso aun no me acostumbro, eso debe ser todo.

- No es suerte, tu te mereces esto y mucho más, mi pequeña Bella, estoy tan feliz por ti, no te preocupes más, todo saldrá a la perfección- entonces besó mi frente y luego se dirigió a mi aya- Emily termina de arreglarla mientras bajo a ayudar a la Sra. Masen con los últimos detalles, los invitados deben estar por llegar- y dicho esto se marchó hacia el salón con una gran sonrisa en el rostro.

- Señorita, parece un ángel, seguro será la mas linda de todas las muchachas- me miraba como si nunca hubiera visto algo tan hermoso, pero siempre era un poco exagerada en lo que a mi respecta, sin embargo, se que no me mentiría. Emily era una gran persona, ella y su esposo Sam, trabajaban en mi casa desde que puedo recordar, su hijo de 14 años, Jacob, cuidaba nuestros caballos en el establo, pero ayudaba en cualquier cosa extra que pudiera, realmente les tenía cariño a los tres.


Entonces golpearon la puerta.

- Señorita Swan, vengo a buscarla ya debe bajar- era la tímida vos de Leah, entonces asomó su cabeza por la puerta- ¿Ya esta lista?- preguntó curiosa.

- Si, estoy lista- dije con muchos nervios- enseguida salgo- me levanté mientras Emily me estiraba el vestido, me giré hacia ella y le sonreí, acto al que ella respondió de la misma forma- adiós- dije.

- Que le vaya bien señorita- dijo ella.

Entonces salí del cuarto y le dije a Leah, que me esperaba al inicio de las escaleras.

- Ya podemos bajar.

- Ay señorita, usted esta bellísima, yo nunca había visto un vestido tan lindo como ese. Mi madre dice que cuando usted se mude a esta casa yo seré su niña de mano, si así lo desea. Yo nunca he servido a una señorita como usted, normalmente me ocupo de la cocina, yo sé cocinar ¿sabía? Mi madre me enseñó de muy pequeña y lo hago muy bien, pero puedo ser su criada si lo manda, y dejaría la cocina para ocuparme de su cuarto- me dijo sonriendo de orgullo por lo eficiente que era.

- Bueno, la verdad es que eso aun no lo hemos discutido, pero agradezco tu disposición- dije con cordialidad.

Ella sonrió y me ayudó a bajar. Al pie de la escalera, un elegante Edward me esperaba, su cara denotaba una dicha inmensa.

- Si me permite, señorita Swan- dijo y extendió su mano para que la tomara, así que lo hice- aunque no por mucho tiempo, ya que pronto serás la señora Masen- la idea le hacia brillar los ojos.

- Señora Isabella Masen- dije feliz ante la idea.

- Suena maravilloso- sus ojos no podían demostrar más felicidad y eso hacía que me tranquilizara bastante.


Nos dirigimos hacia la entrada, donde recibimos uno por uno los invitados, todos saludaban muy amablemente, algunos decían “al fin tengo el honor de conocer a la famosa Bella, de la que tanto habla Edward” o “Edward, es un encanto, felicitaciones”

Luego de que todos hubieran llegado, fuimos al salón donde la gente charlaba distraídamente, sobre una mesa reposaban numerosos regalos, en otra había bebestibles y alimentos. Las risas se oían con frecuencia, al parecer todos lo estaban pasando bien, mis compañeras se me acercaron reiteradas veces a preguntarme sobre el anillo, la fecha y otros detalles, o simplemente a desearme feliz cumpleaños. Vi a mi madre charlando animadamente con la madre de Edward y a mi padre conversando con algunos amigos del difunto Sr. Edward padre.


Edward por su parte, mantuvo su promesa y no se movió en ningún momento de mi lado. Se dedicó a presentarme con las distintas personas y cuando nadie nos veía me daba suaves besos o susurraba tiernas cosas al oído.

Todo iba de maravilla, pero Edward comenzó a ponerse mas ansioso a medida que la noche avanzaba, lo podía notar en cada una de sus facciones y en su manía de tocarse el cabello, la que repitió numerosas veces. Se acercaba la hora de anunciar el compromiso y eso debía tenerlo muy nervioso, incluso bebió más de una copa.

Entonces me habló al oído, pero su voz no fue tierna como las veces anteriores, sino más bien perturbada.


- Bella quieres acompañarme un momento.

- Si por supuesto ¿a donde vamos?- pregunté con curiosidad.

- Ven sígueme, iremos a dar una paseo- dijo y luego puso su mano en mi espalda, guiándome hacia la terraza. Salimos al patio y me llevó al sillón-columpio que había justo entre los árboles, donde me hizo sentarme. La noche estaba fresca, mas no demasiado.

- ¿Qué sucede Edward?- no imaginaba de que venía todo esto.

- Bella hay algo de lo que debo hablarte, algo que tal vez debería haberte dicho hace días atrás- habló con temor, mirando nuestras manos que permanecían entrelazadas.

- ¿Y qué cosa es? dímelo por favor, me estas asustando- la ansiedad comenzó a invadirme y los nervios, que había logrado controlar en el salón, estaban volviendo con más fuerza.

- Es que creí que podía esperar, pero luego pensé que tenías derecho a saberlo, antes del compromiso, y así puedas decidir si aun quieres comprometerte conmigo, pero me aterraba tu reacción, por eso me he tardado tanto- habló apresuradamente.

Mi corazón latía a mil por hora, lo sentía golpear mi pecho fuertemente y mis manos comenzaron a sudar. Algo malo pasaría, algo muy malo, era lo único que podía pensar.

- Tú…- la voz me tembló notoriamente - …tu ya no quieres casarte conmigo ¿Es eso verdad?- al final la voz se me quebró y tuve que bajar la mirada para que no notara que mis ojos se llenaban de lagrimas.

- No Bella, no es eso, por favor jamás pienses algo así- dijo inmediatamente y tomó mi cara entre sus manos obligándome a mirarlo- Cariño, tu eres lo que más amo en este mundo y no hay nada que quiera más que hacerte mi esposa.

Lo miré fijamente a los ojos sin comprender nada, ¿por qué me decía que talvez no quisiera casarme con él y luego decía que era lo que más deseaba? ¿Que cosa haría que yo no quisiera casarme con él?

- Entonces por qué dijiste que talvez no nos casaríamos- dije con la confusión en la voz.

- Bella, no hay nada que yo quiera más que estar junto a ti hasta el día en que muera…- dijo sinceramente y luego su mirada se entristeció- pero ha sucedido un inconveniente.

- ¿Que inconveniente?, ¿De qué cosa hablas? ¡Quieres decírmelo de una vez! - la confusión se había convertido en ansiedad y esta en histeria. Acaso pretendía seguir dándose vueltas, ya no soportaba la incertidumbre.

- Bella, debo marcharme- dijo al fin. En ese momento dejé de respirar- La epidemia de gripe se ha expandido por causa de la guerra, necesitan la mayor ayuda posible, y han mandado a reclutar a los estudiantes de medicina para que asistan los hospitales de campaña que han puesto en Kansas, hay demasiados enfermos- entonces se calló, y se quedó observando mi reacción - ¡Bella respira por favor!- su voz estaba cargada de dolor.

- ¿Por cuanto tiempo? - fue lo único que pude preguntar, mi voz estaba sin vida.

- No lo sé…nadie sabe cuanto tiempo durará esta pandemia, por eso creí que sería injusto para ti comprometerte conmigo sin antes saberlo- Edward sufría con cada palabra que pronunciaba y sus palabras se clavaban en mi corazón como una estaca.

- ¿Hace cuánto lo sabes?- pregunté con la misma voz inerte.

- Hace un par de semanas, me enviaron una carta, no sabia que hacer. Bella de verdad no quiero marcharme, pero no tengo alternativa, sabes que me quedaría a tu lado si estuviera en mí decidir.

- ¿Un par de semanas? ¿Y esperaste hasta la misma noche de nuestro compromiso para decírmelo? ¿Y quieres que, a un par de horas del anuncio formal, decida si quiero seguir comprometida contigo?- comencé a hiperventilarme, tenía un enredo de cosas en la cabeza.


Ahora comprendía el comportamiento extraño de Edward las últimas semanas. Todas las emociones salieron de mí como en un estallido, sentía tanta rabia porque me lo hubiera ocultado, aunque eso no cambiaba el problema. Se marcharía, se iría quién sabe por cuánto tiempo, sentía rabia por esa maldita peste, tenía pena, quería llorar, o simplemente despertar de esta pesadilla. El día más feliz de mi vida se había convertido en una tortura, todos mis temores cobraban vida, Edward me dejaría, se iría y eso me daba terror.


- Lo siento tanto Bella, sé que cometí un error, debí habértelo dicho en el momento en que lo supe, pero me aterraba la idea de que esto cambiara los planes entre nosotros- sus ojos también estaban llenos de lágrimas, agachó la cabeza y besó mis manos- por favor solo espero que me perdones.

Sentí como finas gotas caían por mis ojos y resbalaban por mis mejillas hasta mi mentón. ¿Ahora que pasaría? Luego de tener toda mi vida planeada, de pronto me encontraba ignorante de mi futuro.

- ¿Qué vamos a hacer entonces?- me angustiaba sentir un abismo de incertidumbre.

- Si no quieres continuar con esto, lo comprenderé, yo mismo se lo informaré a los demás si lo deseas y les daré las razones- Se veía tan abatido, nunca lo había visto así y me partió el alma.

- Cuando dije “vamos” me refería a los dos…juntos- dije y le levanté el rostro- Edward, estar lo que dure esta horrible plaga sin ti es una idea espantosa… pero vivir toda una vida sin ti no me sería siquiera posible- dije finalmente con lagrimas corriendo por mi cara.

- Bella, ¿quieres decir que aun quieres casarte conmigo?- dijo y sus ojos se llenaron de ilusión.

- Si tú aun quieres tenerme por esposa- dije tímidamente.

- Oh Bella! Te prometo que pasaré la vida entera compensándote por el tiempo que estemos separados -dijo y me abrazó – no sabes lo feliz que me haces entre tanta tristeza.

- Edward no se cómo voy a soportar estar lejos de ti, esto es tan terrible- dije y lloré sobre su hombro.

- No lo se cariño- dijo con pesar - será una tortura no poder ver tus hermosos ojos, no poder oír tu maravillosa voz, no poder besar tus labios, sentir tus besos- me dijo al oído y luego besó justo bajo éste.

- Edward te amo – dije y lo miré a los ojos.

- También te amo Isabella, más que a mi propia vida - seguido de esto me besó.

Fue un beso diferente, una mezcla de dulce y salado, de tristeza y pasión. Un sinfín de sentimientos que ambos emanábamos. Luego besó la comisura de mis labios, mis mejillas, mi mentón, mi cuello. Por Dios, besaba mi cuello, no puede evitar suspirar. Sus labios perfectos y suaves rozaban mi piel con delicadeza, pero podía sentir el deseo en cada beso.

- ¿Edward? ¿Están afuera cariño?- la voz de su madre nos sobresaltó a los dos, me separé de él lo más que pude en el asiento, a pesar de que ella no podía vernos desde la puerta.

- Si madre, voy de inmediato- dijo Edward al instante, su rostro estaba levemente sonrojado.

- De acuerdo, voy a hacer pasar a los invitados al comedor- entonces oímos a su madre cerrar la puerta de la terraza.

Casi había olvidado por completo que estábamos en la mitad de la fiesta de mi cumpleaños, me parecía algo tan lejano, tan irrelevante en este momento.

Edward me abrazó tiernamente.

- Deberíamos volver.

- Está bien- contesté y comencé a levantarme, pero Edward me tomó de la cintura para detenerme.

- Espera, antes quisiera entregarte algo- volví a sentarme y me quede observándolo. De su bolsillo saco una pequeña caja de terciopelo verde esmeralda- es tu regalo de cumpleaños- dijo y luego me la entregó.

La abrí con cuidado y me quede asombrada cuando vi lo que contenía. Era una fina cadena de plata antigua, con un hermoso dije en forma de corazón, que tenia una gran letra E grabada en el centro y pequeñas esmeraldas incrustadas alrededor formando un corazón mas pequeño. Era bellísimo. Edward la tomó y me la puso en el cuello.

- Es un relicario, ¿ves?- dijo abriéndolo, dentro del corazón habían dos fotografías, una de él y una mía.

- Edward es precioso, me encanta- dije con total sinceridad, sabía que debía valer una fortuna pero, sin embargo, era el regalo más significativo.

- Es una promesa- dijo esto tomando mis manos- de que volveré a tu lado tan pronto como pueda- su mirada era tan intensa y profunda que me perdí en sus ojos - y así, aunque no podamos vernos, siempre estaré en tu corazón.



5 comentarios:

  1. oh que triste,espero que Edward regrese pronto

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  2. hayyyyy no quiero que se valla esto me suena mal muy mal!!!!!!!!!!!

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  3. Sencillamente maravilloso,hermoso,fantástico,no tengo palabras pero qué pena que Edward se tenga que ir de verdad,creo que mis sospechas son válidas :D

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  4. Ahi...ahi..pero que bello...me eh enamorado...en estes capitulo...que bellos es Edward...Eres super genial escribiendo :)

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  5. ¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAHHHHH!!!!! ¡¡¡¡¡¡NO PUEDE SER CIERTOOOO!!!! ¡¡¡NO ES VERDAD!!!! ¡¡¡Desde que bella dijo que estaba nervioso, supe que iba a pasar!!!! ¡¡¡Si mi corazón iba a mil por hora en ese momento, era porque me dí cuenta de que iba a pasaaar!!!¡¡¡Y vuando dijo que se iba a Fort riley mis peores sospechas se hicieron realidaaad!!!¡¡No tienen idea de como me puse, no podía ni mirar el monitooor!!
    ¡¡¿¿¿¿Acaso no se dan cuentaa???!!¡¡¡EDWARD ES ESTUDIANTE DE UNA FACULTAD DE MEDICINA!!!¡¡¡SE DAN CUENTA DE ADÓNDE CONDUCE ESO!!!

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