lunes, 19 de diciembre de 2011

El visitante nocturno Cap 14

Capítulo 14

El mausoleo de los Cullen


El aire estaba tan frió cuando salimos por la puerta de entrada, que salía de mi boca en forma de vaho. Pero el escalofrío que recorría mi cuerpo no se debía únicamente al frío, la verdad es que estaba aterrada. Ya era bastante estresante saber que iba a conocer a los padres de Edward, como para además agregar el pequeño detalle de que ellos, al igual que el resto de su familia, eran vampiros y que íbamos a estar reunidos en un mausoleo en medio de un tétrico cementerio.

Caminé hacia mi camioneta pensando que tendría que conducir hasta allá, pero Edward me detuvo tomando mi mano.


- ¿Te molestaría ti te llevara yo?

- ¿Quieres conducir tu? - pregunté ofreciéndole las llaves.

- No, los vampiros no habituamos andar en automóvil, salvo algunas excepciones. Como por ejemplo, en una cita con la humana más adorable de toda la ciudad- dijo bromeando.

- Entonces ¿cómo se mueven los vampiros?…No vas a convertirte en murciélago ¿o si?- pregunté mirándolo con precaución.

- ¿Murciélago? No, pero qué cosas dices- contestó riendo- Bella eres tan graciosa.


Pero yo en realidad no lo había dicho como broma. Después de todo, siendo un vampiro que no se refleja en los espejos, no puede salir a la luz del día y le teme a ajos y a estacas. Habría sido algo completamente esperable que se transformara en murciélago para movilizarse en los oscuros cielos de la noche, como hacían los vampiros en las películas.


- Entonces ¿cómo iremos?- pregunté.

- Corriendo- dijo con una sonrisa.

- ¿Corriendo?- repetí alarmada- No es que no me guste el ejercicio físico, pero la verdad no soy muy buena para eso, soy realmente torpe- dije tratado de justificarme.

- Tranquila, Bella, dije que yo iba a llevarte, así que tú no tendrás que correr, ven- dijo y ágilmente me subió a su espalda tomándome completamente por sorpresa.

- ¿Y esto es seguro?

- Claro que si, jamás me ha pasado nada- dijo de forma entusiasta.


Estuve apunto de protestar, pero entonces Edward se echó a correr, y no era precisamente una paseo bajo la luz de la luna. Edward corría tan rápido que apenas era conciente de los lugares por los que íbamos pasando, los árboles se veían como una borrosa mancha a mí alrededor y lo único que pude hacer fue afirmarme fuertemente de él y cerrar los ojos para no marearme.


- Bella ya puedes abrir los ojos- dijo suavemente, y noté que nos habíamos detenido. Abrí los ojos me encontré en un oscuro lugar que no pude reconocer.

- ¿Dónde estamos?- pregunté.

- En el límite posterior del cementerio- dijo indicando un muro por el que sobresalían algunos mausoleos y cruces.

- ¿Por qué vinimos por aquí?- dije tratando de imaginar cómo íbamos a pasar el muro que nos separaba del cementerio.

- Porque la entrada principal está cerrada a esta hora y además nos habríamos encontrado con Sam.

- ¿Y cómo vamos a entrar? - pregunté temiendo la respuesta.

- Tu sólo afírmate bien- dijo dando un ágil salto hacia el muro, quedando completamente de pie sobre él, luego se lanzó hacia el tupido pasto que crecía desmesuradamente cubriendo el piso del cementerio- Ya puedes bajar Bella.

Me solté de su espalda y cuando mis pies tocaron el piso noté que mis piernas tiritaban ligeramente.

- ¿Estás bien?- preguntó algo preocupado.

- Perfectamente- respondí no muy convencida.

- Ven- dijo tomando mi mano- es por aquí, sígueme.


Caminamos entre viejas lápidas, que sobresalían de la tierra entre la vegetación que dominaba el lugar. Algunas estaban tan viejas que no se leía prácticamente nada de lo que decían y no se podía saber a quién pertenecían. Otras se habían derrumbado dándole un aspecto incluso más tétrico. Había figuras de altos ángeles decorando el lugar y daba la impresión de que cada uno de ellos te observaba al pasar. Finalmente llegamos frente a un gran y llamativo mausoleo de arquitectura gótica que estaba ligeramente oculto entre varios pinos y arbustos. Era de mármol blanco y tenia una reja en la entrada de color negro sobre la cual se leía claramente “Mausoleo Cullen”. Sobre esta frase había gran escudo que reconocí de inmediato, porque era el mismo escudo del broche que Edward usaba en su traje. Supuse que era el escudo de su familia.


- Esa es mi casa- dijo mirándome con una sonrisa. Y comenzó a caminar en su dirección, pero se detuvo en seco antes de llegar.

- ¿Qué ocurre?- pregunté.

- Espera- dijo haciendo un gesto para que guardara silencio- Creo que anda alguien.


Miré alrededor tratando de ver lo que Edward estaba viendo o escuchando, pero la oscuridad no dejaba que viera mas allá de dos os tres filas de lápidas. Entonces Edward tiró de mí y me llevó atrás de una lápida, donde ambos nos agachamos. Yo no dejaba de mirar a uno y otro lado tratando de descubrir el peligro, pero allí no había nada más que árboles y más lapidas. Miré a Edward confundida, pero él estaba demasiado concentrado espiando por un lado de la loza de piedra, así que lo imité.


Lentamente de entre la neblina salió un hombre, a pesar de que sólo lo había visto un par de veces en mi vida, sabía perfectamente quién era: Sam Uley, el chiflado cuidador del cementerio. Ahora sabía que no estaba tan chiflado como todos decían, sin embargo, no pude evitar sentir aprensión cuando lo reconocí. Caminaba levemente agachando mirando constantemente a su espalda para comprobar que seguía solo, llevaba un collar de ajos colgando del cuello, y una gran cruz de plata en una mano izquierda que tiritaba sin cesar, en la otra mano llevaba una linterna con la que iba inspeccionando cada lápida. Sin duda alguna, quien lo viera pensaría que era alguien mentalmente inestable a quién su solitario trabajo lo había consumido.

Edward me cogió del brazo y me volvió a esconder tras la lápida justo cuando la luz de la linterna nos alumbró. Contuve la respiración temerosa de revelar nuestra posición con cualquier descuido, y miré a Edward fijamente a los ojos, esperando una señal cuando pudiéramos salir de allí.


- ¡Sam!- dijo una voz femenina- te he estado buscando- dijo en tono de reproche.

- Sólo estaba revisando- dijo Sam algo apenado.

- Sabes que no me gusta que salgas sólo en la noche, y menos a esta parte del cementerio- agregó la mujer.

- Es que creí haber escuchado algo- dijo Sam testarudo.

- Vamos a la casa, por favor- dijo la mujer lacónicamente.

- Emily, algún día tendrás que creerme, esos chupa sangre andan por ahí.

- Si te creo Sam, pero ya es muy tarde vamos a la casa por favor, tienes que tratar de dormir en vez de estar buscando vampiros.

- Algún día vas a creerme- repitió Sam, y los pasos indicaron que ambos se alejaban.


Cuando ya no se escuchó nada más, Edward volvió a asomarse sobre la lápida y me dio la mano para ayudarme a ponerme de pie. Cuando me levanté vi que la luz de la linterna de Sam ya no se distinguía entre la neblina. Entonces retomamos el camino a su mausoleo.

Edward sacó una llave de uno de los bolsillos internos de su antigua chaqueta y abrió la oxidada reja. Dentro todo estaba oscuro, pero Edward me tomó fuertemente de las manos y me guió entre las sombras hasta la parte posterior de la que parecía una pequeña casita de mármol blanco. Al final había una disimulada escalera de piedra en el piso. Bajamos con sumo cuidado y llegamos a un piso subterráneo que era mucho más amplio que el superior, por suerte estaba iluminado con unas antorchas a ambos lados de la pared, pero la vista que proporcionaba no era muy alentadora, en las paredes estaban enmohecidas y había una especie de repisas con ataúdes de mármol, eran al menos 20. Sentí como el frío me recorría el cuerpo haciéndome tiritar.


- Creí que eran sólo siete vampiros- dije.

- Esos no son vampiros, son sólo parientes, pero están muertos, no te preocupes- dijo tratando de calmarme pero no sabía si en realidad eso podría calmar a alguien.

- ¿Acaso he escuchado correctamente?- dijo una tintineante voz al fondo del pasillo- ¡Bella!- dijo Alice cuando las antorchas iluminaron su menuda figura.

- Alice- dije aliviada de ver un rostro conocido en un lugar que me era completamente ajeno e intimidante.

- Que lindo es verte de nuevo- dijo dándome un fuerte abrazo- espero que no hayan tenido problemas en llegar.

- Sam andaba rondando pero su esposa se lo ha llevado- contestó Edward.

- Oh ese tipo, no nos deja tranquilos- dijo Alice haciendo una mueca disgustada.

- ¿Dónde está mamá y papá?- preguntó Edward.

- Salieron a cenar, pero deben estar por volver- contestó con naturalidad.

- ¿A cenar?- pregunté con el estomago revuelto de sólo pensar el tipo de cena que estarían teniendo.

- Si, no queríamos algún incidente- me contestó ella.

- Incidente sería que yo me convirtiera en la cena…- dije con un hilo de voz.

- Jajaja Bella, eres tan graciosa- contestó ella riendo alegremente- Tienes que conocer a Emmett- dijo emocionada corriendo por el pasillo. Miré a Edward asustada, pero el me sonrió para animarme.

- Buenas noches- dijo un corpulento hombre al final del pasillo, su cuerpo aun estaba cubierto por las sombras, pero era realmente enorme, no necesité ver sus colmillos para sentirme completamente asustada.

- Ella es Bella- me presento Alice- Él es nuestro hermano mayor, Emmett el brutal- agregó logrado asustarme aun más.

- Así que tu eres la famosa humana de Edward, es un placer-dijo acercándose a mi para tomar mi mano y besarla sin despegar sus ojos negros de mí.


Cuando las antorchas lo iluminaron pude verlo completamente, tenía el cabello oscuro al igual que Alice, y su rostro era igual de pálido que el de sus hermanos, pero era mucho más anguloso, y su expresión era bastante mas intimidante a pesar de la sonrisa que se podía ver en su labios. Vestía un blusón color crema abierto a la altura del pecho. Unos pantalones de color negro y una capa en el mismo tono que llegaba hasta el suelo.


- Debo decir que tienes buen gusto- dijo Emmett mirando a Edward- al menos algo que hayas aprendido de mi- dijo en tono de broma y luego volvió a mirarme- Entonces ¿qué grupo sanguíneo eres?- preguntó aun sin soltar mi mano. A mi se me secó la boca y abrí los ojos desmesuradamente.

- ¡Emmett!- dijo Alice mientras Edward le daba un golpe en la cabeza- No le hagas caso Bella, está bromeando.

- Lo siento, no pude resistirme- dijo Emmett riendo con ganas- ¡Debiste ver tu cara!

- Eso no fue nada gracioso- lo retó Edward.

- Asustaste a la pobre Bella- dijo Alice abrazándome.

- Lo siento Bella- repitió Emmett- Es que no tenemos visitas muy a menudo, visitas humanas.

- Y no volveremos a tener si la sigues asustando así- dijo Alice frunciendo el ceño.

- Pero ya dije que lo sentía, no creo que se haya asustando tanto, ¿verdad Bella? - preguntó mirándome.

- Estoy bien- mentí.

- Lo ven- dijo Emmett sonriendo- ella tiene mucho más sentido del humor que ustedes dos, par de decrépitos.


En ese momento se escuchó la reja del piso superior chirriar suavemente, un escalofrío me recorrió cuando sentí pasos a mi espalda, eso sólo significaba una cosa, los vampiros habían vuelto de cenar.


- Familia, hemos regresado- dijo una aterciopelada voz. Me giré lentamente y quedé frente a dos vampiros que me miraban con sumo interés.

- ¿Pero si no es Bella, la humana?- dijo la mujer. Probablemente la madre de Edward, vestía un vestido igual de fastuoso que Alice, y su pelo color caramelo estaba recogido en un moño dejando algunos bucles sueltos junto a su hermosa cara en forma de corazón- Soy Esme, la madre de Edward- dijo confirmando mis sospechas.

- Mucho gusto- dije tímidamente. Y antes de que pudiera pestañar, la tuve frente a mí dándome un afectuoso abrazo.

- Mi nombre es Carlisle Cullen- dijo el hombre de platinados cabellos peinados pulcramente hacia atrás. Vestía un elegante traje similar al de Edward y una capa similar a la de Emmett- Eres bienvenida en nuestra humilde morada, Bella, espero que los chicos te hayan tratado como es debido.

- Emmett no se ha portado muy bien- dijo Alice en tono acusatorio.

- No es cierto- alegó Emmett.

- Debes disculparnos, Bella- dijo Esme- es que hace tanto que no teníamos contacto con un humano, con uno vivo quiero decir.

- Esme, cielo- dijo Carlisle acercándose a mi, peligrosamente- ¿escuchas su hermoso palpitar? Es como música para mis oídos- agregó haciéndome retroceder un paso.

- Tranquila Bella- dijo Edward tomando mi mano- son completamente inofensivos.

- Pobrecilla- dijo Carlisle cuando reparó en mi expresión atemorizada- debo haberte asustado. Verás, es que yo cuando estaba vivo era un reconocido médico, pero una vez que me convertí tuve que dejar de ejercer mi adorada profesión. Pero el latir de tu corazón me traer nostálgicos recuerdo de mis días como doctor.

- Lo siento- dije algo incomoda.

- No te disculpes- dijo sonriéndome- siempre es agradable recordar esos tiempos.


Estos vampiros eran intimidantemente educados, me hacían sentir completamente fuera de lugar, como si fuera yo la que estuviera en un tiempo equivocado. Entonces volví a escuchar la reja de entrada abrirse, pero esta vez el ambiente a mí alrededor se puso notablemente tenso. Miré a Edward y su expresión no me calmó en lo absoluto.


- Oh, no- dijo mirando a sus padres- Son Jasper y Rosalie- agregó con enigmática expresión.

2 comentarios:

  1. muy buenisimo el capitulo que pasara cuando entren rosali y jasper , me gusto la decoracion muy lindad me encantaria decorar el mio a si pero no tengo tiempo , tengo una nueva historia pronto pondre la sinopsis

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  2. Wow, la casa me recordó a los escenarios de las cloacas del fantasma de la opera, seguramente la has visto ¿no? :) Bueno, se me hizo muy cortito, pero me gustó mucho.

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