viernes, 26 de agosto de 2011

Caminos Separados Cap 25

Capítulo 25

La espera


El viaje de vuelta a Italia fue una tortura, estaba tan ansiosa por volver a ver a Edward, que los minutos se me hacían eternos, sentía que había pasado tanto tiempo desde que nos habíamos visto la última vez, cuando en realidad, habían pasado sólo dos días.

Miraba por la ventanilla a intervalos de dos minutos y parecía que el paisaje no había cambiado en nada, simplemente veía nubes y mar por todas partes.

Una vez que llegamos a Italia, corrimos en dirección al castillo y tuve que utilizar todo mi autocontrol para no romper la formación en la que usualmente nos movíamos. En 15 minutos ya estábamos fuera del castillo. Debido a que el invierno estaba acabando ya no contábamos con los días nublados de siempre, por lo que teníamos que movernos sigilosamente.

Una vez dentro, fuimos directo al salón circular, donde nos esperaba Aro, Cayo y Marco junto a sus esposas.


- ¡Ya están aquí!- dijo Aro en cuanto abrimos las puertas de la gran sala- Maravilloso.

- ¿Cómo resultó todo?- preguntó Cayo.

- Exitoso- respondí.

- Excelente- dijo Marco.

- Pero querida, qué le has hecho al vestido- dijo Aro poniendo cara de disgusto como yo supuse que pasaría.

- Contratiempos- respondí.

- Es una pena, era único ese vestido.

- Amo, si me permite señalar, debo decir que el ejército de Maria estaba muy bien entrenado- dijo Demetri interrumpiendo nuestra charla, tan aguafiestas como siempre.

- Lo que sin embargo, no fue una complicación en el momento de derrotarlos- apuntó Félix.

- Fue sencillo- dijo Heidi con aire aburrido y algo molesta de que Aro no hubiera notado los daños de su ropa.

- Entonces no nos interesa cuán entrenados hayan estado, ¿no te parece Demetri?

- Pero el que los entrenó no fue eliminado, yo creo...

- Demetri- dijo Aro haciéndolo callar.

- Lo lamento maestro- contestó molesto pero aun así inclinó la cabeza derrotado.

- Heidi querida, quieres llevarme un par de humanos nuestra habitación, ustedes pueden alimentarse por su cuenta cuando lo deseen- dijo haciéndome sonreír involuntariamente, esto pasaba en raras ocasiones- quiero celebrar la victoria en privado- agregó dirigiendo una mirada a su esposa que estaba sentada a sus pies acariciándole la mano.

- Por supuesto amo- Respondió Heidi sonriendo ampliamente, yo sabía por qué.

- Bien, pueden retirarse – nos dijo haciendo un ademán con la mano.


Todos hicimos una reverencia y dejamos la habitación para dirigirnos cada uno a nuestros respectivos aposentos. Cuando llegué a mi pieza me metí en la ducha de inmediato y dejé que el agua limpiara lo que había dejado la batalla, luego me puse un vestido rosado pálido y me cubrí con mi usual capa oscura lo más rápido que pude.

Salí del castillo sin toparme con nadie en el camino, por fortuna. El cielo estaba oscureciendo así que no tuve que esconderme mientras corría hacia el bosque en el que Edward había quedado de esperarme, ya casi podía ver sus dorados y relucientes ojos mirándome, su cabello despeinado por la carrera y esa sonrisa que me dejaba noqueada.

Sonreí como una tonta al recordar su rostro y apuré el paso, por lo que en pocos segundos ya estaba en medio del claro donde debíamos reunirnos, caminé por la orilla de un riachuelo que pasaba por ahí y luego me dejé caer en medio de la hierba que crecía desmesurada, acaricié el pasto bajo mis manos. Me sentía tan feliz de volver estar con él que no podía disimularlo, seguí jugando con el borde de mi vestido distraídamente mientras apreciaba cada detalle de aquel lugar, habían flores silvestres de color lila por todo el suelo, los árboles de alrededor eran altos y frondosos de múltiples variedades de verde y algunos tenían flores blancas en forma de estrellas, recordándome la llegada de la primavera. Podía escuchar el ruido que hacían algunos animalillos como ardillas, estaba sedienta, pero esperaría a Edward para que cazáramos juntos por primera vez.


El cielo se tornó de un azul oscuro e intenso y se llenó de brillantes puntos de luz volviéndolo una obra de arte. Estaba tan impaciente por verlo que luego de unos 20 larguísimos minutos, estuve tentada de ir a su encuentro en dirección a Escocia, pero luego me calmaba a mi misma recordándome que él llegaría pronto.

Necesitaba desesperadamente tenerlo frente a mi y que me hiciera sentir humana como solo él podía hacerlo, necesitaba olvidar el monstruo en el que me había convertido hace horas atrás, el monstruo que tenía que ser cuando no estaba con él, quería sentirme de nuevo en casa. Edward tenía fe en que yo lograría convertirme en alguien más civilizado como su nueva familia, y yo también quería creer eso, pero me aterraba la idea de que Edward se diera por vencido conmigo, ya que, después de todo, no era una tarea fácil.


Varias horas después, estaba al borde del colapso por la ausencia de Edward, no sabía que pensar, primero sólo me convencía que estaba exagerando por alterarme tanto, y me juraba a mi misma que en cualquier minuto aparecería sigilosamente entre lo árboles, pero a cada minuto me volvía más loca, sentía ganas de llorar y no sabía bien por qué, ¿Es que Edward se había aburrido de esto tan pronto? ¿Se había dado cuenta que yo era un caso perdido? A lo mejor había abandonado las esperanzas de poder sacarme algún día del castillo, pero de ser así, no habría sido digno decírmelo directamente a la cara en vez de abandonarme sin un nota, un mensaje o algo que no me hiciera quedarme esperándolo por el resto de mi vida inmortal. Entonces me invadió el coraje, toda mi vida con Edward se resumía en esperarlo, siempre terminaba abandonándome ante cualquier circunstancia y yo me quedaba esperándolo por toda mi existencia.

Me sentía tan impotente y no sabía contra quién descargar mi ira, había confiado una vez más en Edward y él me había defraudado, porqué no era capaz de aprender de mis errores. Edward era algo tan imposible en mi vida, era como correr tras algo inalcanzable, y cada vez que me sentía mas cerca, aumentando mis esperanzas, se alejaba más y más, pero yo jamás me detendría, seguiría corriendo a pesar de que mis pies ya no dieras más y de que todos mis intentos por llegar hasta él fueran en vano.


Estaba hiperventilada, llorando sin lágrimas en medio del prado, que antes me había parecido tan hermoso y ahora me parecía completamente vacío, solitario y triste. Entonces, luego de la ira y la tristeza, vino el temor. ¿Qué pasaría si Aro se hubiera enterado de lo nuestro y se hubiera encargado de él mientras toda la guardia estaba fuera del continente? ¿Se habría vengado de toda la familia o solo de Edward? Pensé en ir a Escocia a buscarlos hasta dar con ellos, pero ¿Qué pasaría si Aro enviaba a Demetri a seguir mi rastro y sin quererlo les revelaba su paradero? No sabía qué pensar, pero luego de ese último pensamiento, casi prefería que me hubiera abandonado porque ¿cuantas veces iba a ser capaz de soportar la muerte de Edward? No podía arriesgarme a enfrentar a Aro y preguntarle si ya sabía lo nuestro, porque en el caso de que no fuera así, arruinaría todo.

No había nada que yo pudiera hacer, simplemente volver a guardar todos mis sueños, esperanzas y, por sobre todo, el amor por Edward en el baúl dentro de mi pecho y tratar de olvidar la ultima semana.


Completamente destrozada dejé el prado y me fui caminando muy lentamente hasta el castillo, teniendo siempre la mínima esperanza de que Edward apareciera, esa maldita esperanza que, al parecer, era igual o más inmortal que yo misma.

Entré en el castillo y subí como sonámbula hacia mi habitación, mi cuerpo se movía por su cuenta y en mi mente sólo repasaba una y otra vez las posibles razones para que Edward no hubiera llegado. En el pasillo me encontré con Heidi, que venía abrazada de dos jóvenes hombres visiblemente borrachos, que de no ser por ella, probablemente no podrían caminar. Uno era alto y musculoso, tenía el cabello corto y rubio, apenas abría los ojos pero se notaban de un celeste muy pálido, su piel era rosada y su boca muy roja. El otro hombre tenía el cabello rizado de un negro azabache y barba rala, sus ojos eran de un brillante verde claro, este tenía la piel trigueña.


- Oye primor ¿acaso eres millonaria? ¡Esta casa es enorme! ¡Si hasta parece un castillo!- le decía el moreno al oído apenas pronunciando las palabras mientras el otro le daba besos en el cuello.

- Eso se debe a que es un castillo- dijo Heidi sin prestarles mucha atención mientras los conducía a su pieza- ¿Bella, quieres que te traiga alguno?- preguntó en cuanto me vio.

- Ya cené, gracias- mentí cortante- y descuida, no le diré nada a Aro.

- Gracias- dijo suspirando y guiñándome un ojo- yo limpiaré todo.

- Pero nena, por qué no vienes, si yo alcanzo para las dos- dijo el hombre rubio cuando reparó en mi presencia.

- Eso lo veremos, yo creo que van a estar bastante ocupados sólo conmigo- dijo Heidi divertida haciéndolos sonreír como dos idiotas.

- ¡Viva Volterra! donde la diversión no termina, y las mujeres son las más bellas- gritó el de ojos celestes con un patético alarido antes de que Heidi le diera un golpe para hacerlo callar.


Me fui por la otra escalera asqueada por la escena, Heidi cada vez que podía traía hombres al castillo para su satisfacción personal, cosa que a Aro le parecía repulsivo. Seguí por mi camino olvidando inmediatamente lo que acababa de pasar, sólo podía pensar en Edward, no me interesaba ni Aro, ni Heidi, ni sus aventurillas.

Entré en mi pieza y cerré la puerta, me recosté sobre la cama que estaba ahí solo para decorar, giré sobre mí quedando boca arriba mirando las cortinas de color burdeo que caían por los lados de mi cama, miré hacia la pared donde un enorme ventanal me mostró el cielo que se veía ahora de un azul mas claro, ya no se divisaban las estrellas. Me arrastré por la cama hasta un borde y me dejé caer lentamente al suelo dejando únicamente la cabeza y los brazos apoyados sobre la litera.


¿Qué iba a hacer ahora, que mi única esperanza de vida se había esfumado? Tendría que seguir con la rutina como en los últimos 13 años. Sin cambios, siempre igual, sin crecer o envejecer, sin poder morir, como las estatuas que tantas veces había visto en los museos, año tras año, siempre igual.

Sentí un golpeteo en la ventana, suave, casi imperceptible como una gota al golpear con el vidrio, y pensé que empezaría a llover, sólo eso me hacía falta para acentuar mi depresión. Sentí de nuevo el sutil golpe en el ventanal pero no era constante como la lluvia y además era producido por un objeto más consistente que una gota de agua, pero no tan duro como una piedra.

Me levanté desanimada y caminé hacia la ventana donde había sentido el golpe, miré hacia fuera y vi el cielo de un color lila, los jardines de un verde oscuro y en medio del laberinto de pinos vi a Edward de pie como una aparición, y justo como una aparición se desvaneció una milésima de segundo después de haberlo visto.


Me quedé congelada en el ventanal, cuestionándome si la imagen había sido, o no, producto de mi imaginación. Entonces reparé en el objeto que había causado el ruido en mi ventana, justo sobre el alfeizar de esta habían dos pequeñas semillas que daba uno de los árboles del jardín, una de ellas estaba atada a un papel cuidadosamente doblado. Abrí la ventana y recogí el papel, mirando en todas direcciones con la esperanza de ver hacia donde había ido Edward, si es que realmente había estado aquí. Pero la respuesta la obtuve en cuanto desdoblé el papel, donde con una pulcra letra decía “en el bosque” firmado por una gran y estilizada letra “E”.

Doblé la nota y la guardé en el bolsillo de mi capa antes de salir corriendo de mi pieza y bajar las escaleras del castillo a toda prisa hasta encontrarme por fin en los jardines del palacio entre pinos y rosales. Rogando que Aro no me necesitara hasta más avanzado el día. Salí por la puerta escondida en el fondo del jardín, puerta que únicamente yo usaba, y no me detuve hasta encontrarme en medio del bosque, a unos cuantos pasos del claro en el que me había pasado toda la noche.

Avancé la distancia que me faltaba, Edward estaba allí, parado en medio del claro, de espaldas a mí. Se giró en cuanto me escuchó llegar, y antes de que pudiera decir nada, ya lo tenía frente a mí tomando mis manos entre las suyas, ambos nos quedamos en silencio simplemente mirándonos a los ojos.


- ¿Que haces aquí?

- Necesitaba verte- dijo con cara de dolor, el dolor que yo había sentido cada minuto cuando no estuve con él.

- Si Aro descubre que no estoy en el palacio todo se va a arruinar- dije preocupada, pero luego pensé que tal vez a él ya no le interesaba el plan, tal vez sólo había venido a decírmelo- si es que el plan sigue en pie- agregué luego de mi razonamiento y no pude mirarlo más a los ojos.

- Bella, el plan sigue en pie si tu aun confías en él y si aun confías en mi- dijo tomando mi rostro entre sus manos, su piel en contacto con la mía me hizo tiritar- Lamento no haber llegado, en serio.

- Te esperé- dije levantando la mirada- pensé que no ibas a llegar, bueno, de hecho no llegaste…

- Bella si me das un minuto, te lo explicaré todo.

- Te escucho- dije mirándolo con interés.

- Surgió algo de improvisto, y tuve que quedarme en Escocia con Carlisle para ayudar a solucionarlo.

- ¿Alo de improvisto?- pregunté pensando que era una excusa muy pobre.

- Créeme que si no hubiera sido realmente importante no me habría quedado allá, fue algo que nadie esperaba que ocurriera.

- ¿Y qué fue eso?- pregunté ahora mas intrigada.


- Lo que sucedió es que Rosalie salio ayer de caza por los alrededores de nuestra casa, Carlisle y Esme estaban cazando en Inglaterra, y como yo no quise ir con ella, fue sola. Se hallaba al otro extremo de Escocia cuando se encontró con un humano que estaba siendo atacado por un gran oso pardo- seguía escuchando atentamente sin saber bien a donde llegaría todo esto- El oso lo dejó prácticamente muerto, Rosalie le sacó al animal de encima, pero no podía dejarlo morir allí en medio del bosque, estaba desesperada y aterrada por el destino del joven…es que creo que ella se enamoró de él- dijo mirándome con la compasión reflejada en sus ojos, compasión que sentía por Rosalie ya que probablemente sabía todo lo que ella sentía.

- ¿Qué hizo?


- Corrió con él, temiendo que muriera en sus brazos en cualquier momento, pude oír sus pensamientos cuando estuvo más cerca de la casa, así que salí a su encuentro, estaba completamente alterada, no podíamos dejarlo morir. Lo llevamos a la casa y traté de curar sus heridas, pero se encontraba en muy mal estado, le planteé la idea de convertirlo, pero ninguno de los dos lo ha hecho jamás y a Rosalie le aterraba la idea de no poder controlarse, además de que jamás a estado a favor de convertir a las personas, sobre todo si tienen alguna otra opción, pero no sabíamos si el tipo tendría otra oportunidad de vivir.

Traté de calmar a Rose y le dije que iría buscar a Carlisle lo mas rápido que pudiera, mientras ella cuidaba del humano. Salí tan rápido como pude temiendo a cada minuto que fuera demasiado tarde. Una vez que lo encontré volvimos a la casa donde el humano agonizaba. Carlisle habló con Rosalie y le explicó que no había forma de salvarlo debido a la gravedad de sus lesiones, a pesar de que hicimos todos lo que pudimos al respecto. Entonces para nuestro total asombro, Rosalie le pidió que lo convirtiera- abrí mis ojos desmesuradamente ante la sorpresa.


- ¿Lo convirtieron?- pregunté sorprendida.

- Así es, en este momento se esta transformando, por eso no pude llegar antes.

- ¿Y como está Rose?

- Se siente fatal, no se ha separado de él ni un solo minuto y sólo le pide disculpas por lo que le está haciendo pasar- contestó con cara de lastima- jamás la había visto así, lo que siente por él es muy fuerte- sabía perfectamente a lo que se refería, en ese momento comprendí a Rosalie a pesar de que ella no era de mi agrado.

- ¿Y averiguaron algo sobre él?- pregunté por curiosidad.

- Si, tenía 19 años y vivía solo en Escocia, su nombre es Emmet, Emmet McCarty.


*Nota de la autora: primero agradecer a todas mis lectoras, tanto las antiguas como las que se han ido incorporando en el camino! aun quedan algunos capis antes de que acabe esta hisroria, así que no se desesperen! :) un beso para todas y cada una! ♥

8 comentarios:

  1. Lunitaa amigaaaa genial el capítulo!!Qué imagen más hermosaaa, me encanta :D y Gracias a tí por ser tan buena escritora y compartirlo!!!Esta historia es increíble, me gusta muchísimooo y esperoo que no se termine tan pronto, besos y cuídate!

    ResponderEliminar
  2. Poco a poco la familia se consolida me gusta!!! que mas decirte lunita eres una gran escritora con una imaginación que no tiene precio amiga te felicito y esperare muriendo por el próximo!!!

    cariños!!!♥♥♥

    ResponderEliminar
  3. me encanto el cap,estuvo fantastico.
    mil gracias,hiciste aparecer a emmet!
    no es guapisimo?
    ya quiero leer mas!

    ResponderEliminar
  4. Cuando Demetri y bella dijeron que había que matar a jasper, pensé "No, no seas tonta bella". A pesar de que aún no sea parte de la familia y no sea el que más me agrade, no quiero que le hagan daño.
    Van a ver, Emmet va a ser el primero de todos en empezar a hecharle relajo a Bella, aún recién convertido. Ya saben, si no es así, no es Emmet.
    Por la que estoy desesperada que aparezca por ahí el AlIcE. Es una de las que mejor me cae de los Cullen y a pesar de que esté loquita, todas las lectoras de tu blog la queremos.
    Mugrosa Heidi, desde luna nueva me cae mal, semejante prostituta, y pa colmo trabaja de a gratis y termina matando a los hombres. Peor súcubo no podría existir. Quizá algunas piensen lo mismo de Tanya, pero ella no asesina personas y mucho menos es una...
    Como sea, volviendo a lo demás, el capitulo está genial.

    ¡¡¡Hasta... el próximo capítulo!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si lamentablemente Tanya se ha ganado el odio de muchas por el simple hecho de haberse interesad en Edward, pero la verdad es una buena persona. En cuanto a Heidi, como bien has dicho, es una súcubo cualquiera.

      Eliminar
    2. La verdad es que yo no le tengo coraje a Tanya, también me agrada. Además, no porque se haya interesado en Edward tienen porque odiarla, pobrecita. Solo piensen ¿Quien no se interesaría en Edward? Recuerden el dialogo de Esme en midnight sun (para las que ya lo han leido. Sino, les dejoi el link http://twilightarg.blogspot.mx/): "No puede haber alguien tan retrasado como para no darse cuenta de lo interesante que tu puedes ser"

      Eliminar
  5. A proposito, el Vestido de Bella está padrísimo. Aunque sea así como que medio antiguo, me gusto mucho. Quiero uno igual, aunque en color azul marino o crema.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...