sábado, 13 de agosto de 2011

Caminos Separados Cap 22

Capítulo 22

Volviendo a la rutina


Edward me dejó en el límite del bosque y se fue a reunir con el resto del clan Cullen a Escocia, donde se estaban quedando, mientras yo caminaba con paso rápido al castillo. Acordamos no vernos en un par de días, para no levantar sospechas, ya que yo había estado bastante desaparecida últimamente y gente, como el chismoso de Demetri, ya lo había notado.


Estaba muy nerviosa por lo que habíamos planeado, pero a la vez, estaba ansiosa porque nuestro plan diera frutos y lográramos, de una vez por todas, terminar con la racha de mala suerte que nos obligaba a separarnos una y otra vez. Ya no lo soportaba más, incluso en ese momento, a pocos minutos de habernos visto, ya lo extrañaba, y luchaba contra el deseo de seguirlo y huir con él. Pero ambos sabíamos que eso no era posible, ya que desataríamos la furia de Aro, Cayo y Marco. Además del hecho de que, gracias al don de Demetri, podrían encontrarme en menos de un día. Maldito rastreador.

En cualquier caso, no era esa la forma en que yo esperaba salir del castillo. No quería que todo el clan Cullen quedara enemistado con los Vulturi. Soñaba con poder ser libre y salir bajo el permiso de mi actual amo. Quería hacer las cosas bien, aunque ocultarle información no era la mejor forma de partir, pero considerando lo que Aro me había ocultado durante estos trece años se podría considerar que estábamos a mano.


Entré al castillo y me fui a mi habitación corriendo para no encontrarme a nadie en el camino. Sentía que todo mi cuerpo olía a Edward, y a pesar de que no me desagradaba en lo absoluto, tenía que quitarme su fragancia si no quería que alguien me descubriera. Me metí en la ducha y me quedé allí el resto de la mañana pensando en lo que Edward me había dicho sobre Aro, en nuestro plan. Cómo habían cambiado tanto las cosas en un par de días. Si alguien me lo hubiera dicho antes no lo habría creído. Salí del baño y me puse un largo y ajustado vestido lila, regalo de Aro, y me cubrí con mi usual capa de color morado oscuro.


Cuando salí de mi habitación, oí a Aro llamándome con insistencia así que me dirigí hacia el tercer piso lo más rápido que pude y entré en la habitación donde encontré a mis amos sentados en sus respectivos tronos.


- Isabella, al fin nos honras con tu presencia- dijo irónicamente Aro- te he llamado por lo menos tres veces- dijo con severidad.

- Tal vez Isabella tenía cosas más importantes que hacer…- dijo Cayo mirándome con suficiencia.

- ¿Buscando a algún bastardo que no haya cumplido la ley, quizás?-dijo Marco.

- Mis disculpas maestros- dije inclinándome en una reverencia- lo que sucede es que me he perdido la cena de ayer, así que salí a cazar por mi cuenta- dije rogando que no se notara en mi cara que estaba mintiendo, ya que en parte lo que había dicho era verdad.

- Pues limítate a estar aquí cuando Heidi traiga el siguiente tour- dijo fríamente Aro, estaba realmente molesto- Los clanes se alimentan juntos- me recordó- como la familia que somos- agregó con una sonrisa que intentaba ocultar la irritación que lo invadía.

- Así lo haré amo- dije inclinando la cabeza.

- Y por favor, evita desaparecer cuando te necesito- agregó.

-¿Para qué me llamaba?

- Asumo que te enteraste de la partida de nuestros invitados, los Cullen- dijo evaluando mi expresión.


Lo observe un par de segundos, recordando lo que me había dicho Edward sobre Aro. La desilusión me embargó momentáneamente, antes de ser reemplazada por la determinación. Sabía lo que tenía que hacer, simular.

- Así es- dije con fingido enojo en la voz.

- Me pareció una decisión muy repentina, y ya que tu fuiste la última que habló con ellos, me gustaría que me dijeras qué fue lo que hablaron- dijo sonriéndome con amabilidad. Respiré profundamente una vez y comencé.

- Creo que a estas alturas usted ya sabrá que Edward y yo nos conocíamos desde hace mucho tiempo – dije calmadamente.

- Claro que si cariño, me enteré cuando saludé a Edward hace dos días- dijo Aro. Más mentiras- pero háblame sobre eso- agregó con curiosidad.

- La verdad es que nosotros estábamos comprometidos…pero él me abandono- dije lo que en parte era cierto- yo lo esperé por mucho tiempo, hasta que me enteré de su muerte.

- Pero que tragedia Isabella, y venir a encontrarlo justo aquí -dijo- ¿no te parece curioso?- agregó y me sorprendió su cinismo.

- Me sorprendió mucho, por eso huí ese día- hasta el momento no había dicho algo que no fuera verdad así que no había nada que pudiera delatarme.

- Y te comprendo perfectamente, venir a encontrar al amor de tu vida con otra mujer y qué mujer- dijo – uno ya no puede confiar en nadie estos días, nadie más que tu propio clan- agregó tomando mi mano entre las suyas y sentí terror de que, por un momento, sus poderes tuvieran efecto sobre mí. Pero por su rostro supe que, al igual que siempre, él no pudo ver nada en mi mente.

- Así es, lo tengo perfectamente claro- dije sonriéndole.

-Pero continua, luego te reuniste con él ¿no es cierto?- dijo animándome a seguir.

- Así es, estuve con él. Quería aclarar un supuesto mal entendido que había con Rosalie, según él no están juntos- dije.

- ¿Pero esa no es una gran noticia?- dijo sonriéndome

- Le dije que si realmente no estaba con ella, me lo demostrara quedándose conmigo, si es que realmente me amaba- puse cara de sufrimiento.

- ¡Muy bien hecho! ningún engreído vampiro juega con mi Isabella- dijo- ¿Y que paso?

- Obviamente el no me amaba como decía ya que no accedió a quedarse, por sus costumbres extrañas de beber sangre animal. Así que no quise escuchar nada más sobre él. Probablemente se haya dado cuenta que prefería estar con Rosalie que conmigo.

- ¿Qué? ¿Y eso fue todo? ¿No intentaste convencerlo? ¿Te dejó así nada más?- dijo notoriamente alterado, yo ignoré su reacción y contesté como si la respuesta fuera obvia.

- No se que más podía hacer si él no esta enamorado de mi, sólo se sentía culpable por haberme abandonado, pero ya no siente nada por mi.

- ¿Sólo culpabilidad? ¿Nada más, estas segura?

- Bueno es obvio ¿no? Si sintiera algo por mi se habría quedado conmigo. Pero él ha rearmado su vida y yo no soy parte de ella. Es mejor que me olvide de él, es mejor que todos nos olvidemos de él- dije remarcando la última frase.

- ¡Pero que desperdicio!- dijo furioso Aro

- Al parecer no era tan importante para él, es muy comprensible- dijo Cayo mirando a Aro algo molesto. Este le devolvió la mirada furioso pero no dijo nada.

- Maestro ¿ocurre algo?- pregunté con fingida incomprensión, ya que en realidad sabía perfectamente qué era lo que lo frustraba tanto.

- Retírate Isabella ya no te necesito- dijo sin mirarme, ignorando mi pregunta.

- Como usted ordene maestro- contesté con una reverencia.


Salí algo nerviosa por lo que Aro pudiera estar pensando. Algo confundida también, porque no sabía como esto ayudaría a que me dejara en libertad, sólo empeoraría su furia si algún día averiguaba que le mentí. Sin embargo confiaba en Edward y me atendría al plan.


Caminé sin prisa hasta a la torre norte y entré en la habitación donde teníamos archivada información sobre cada uno de los clanes que se habían formado a lo largo del tiempo, tanto su localización como sus integrantes, sus creces y sus bajas. Esto nos permitía tener un control sobre la población de vampiros, evitar que se formaran ejércitos o que se descontrolaran en cuanto a su alimentación, ya que no queríamos que ninguna ciudad o incluso algún pequeño pueblo se extinguiera misteriosamente.

Fui hasta unos de los estantes y saque el archivo nº 275, abrí inmediatamente la pagina 743. El clan de James tenía una audiencia hoy. Al parecer tenían problemas territoriales con otro clan. Ese tipo de conflictos terminaba generalmente en guerra si no se solucionaba y la manera de controlarlo era el destierro de uno de los dos clanes, el que se resistiera a acatar simplemente moriría.


Probablemente llegarían en un par de minutos, así que bajé las escaleras hasta el primer piso, llamé a Félix y enseguida oí sus pasos en mi dirección. En un par de segundos lo tuve junto a mí con su usual rostro inexpresivo y su negra capa ondeando tras él.


- Llegarán en un par de minutos- le dije.

- En ese caso será mejor que los estemos esperando- contestó él sin hacer ninguna pregunta. Yo asentí.


Fuimos caminando hasta la parte posterior del castillo y bajamos una escondida escalera que conducía a las mazmorras. Era un largo pasillo, piso y techo de piedras, las paredes eran rejas que daban paso a una serie de calabozos separados, cada uno, por un sólido pilar. El pasillo estaba iluminado únicamente por velas, que descansaban en sus respectivos candelabros empotrados en cada pilar. En el fondo del pasillo y tapado por una gran armadura, había un puerta, que daba paso a un pasadizo, con húmedas paredes. Caminamos en silencio por él, ignorando las ratas que nos salían al paso. El pasadizo iba en descenso y desembocaba en una de las cloacas de la ciudad, seguimos sin detenernos caminando por el costado de la cañería, hasta que llegamos al lugar que ya conocíamos de memoria. Una escalera en la pared permitía el acceso a la trampilla ubicada en el techo, pero no la necesitábamos. Con un simple salto llegamos a la puerta y salimos, a través de ella, en medio de un oscuro y deshabitado callejón. Fuimos hasta la entrada de este y nos detuvimos observando el resto de las calles de la ciudad, aguardando la llegada de nuestros invitados.


Solo tuvimos que permanecer allí unos 3 segundos y entonces los vimos. Eran 3, el hombre que venía en el medio era James, tenía el enmarañado cabello rubio amarrado en una cola, sus ropas estaban descuidadas como siempre, por lo menos esta vez traía zapatos. Junto a él venía Victoria, su pareja según tenía entendido, aunque no era la única que tenía, eso lo sabía por Heidi. Victoria venía con un vestido apropiado para la ocasión y una elegante sombrilla que la cubría a James y a ella del sol, pero su cabello, rojo como el fuego, seguía tan salvaje como era ella en realidad, desentonando su conjunto. Finalmente, un poco rezagado venía Laurent, su brillante piel era igual de oscura que sus ojos en ese momento, no se había alimentado al parecer. Su pelo negro y largo estaba amarrado al igual que el de james pero este llevaba un sombrero y su ropa era mucho mas elegante que la del resto, una sonrisa de suficiencia brillaba en su cara, como si fuera él quien nos diera la bienvenida a nosotros en vez de ser al revés.


- Buenas tardes señorita, caballero- dijo James con una gran sonrisa.

- James, Victoria, Laurent- saludé con frialdad y un asentimiento de la cabeza.

- Isabella, un placer como siempre- dijo Laurent besando mi mano. Victoria sólo me dedicó una sonrisa, pero no fue amistosa. Félix se mantuvo junto a mí y se limitó a asentir a los saludos sin emitir una sola palabra.

- Síganme, los están esperando- dije y no esperé respuesta, me giré y caminé por donde mismo habíamos llegado.

- Imaginaba una entrada más majestuosa – dijo James divertido mientras pateaba una rata que se le había cruzado.

- Siento desilusionarte, James- dije sin mirarlo- pero hoy no venía nadie que lo ameritara- James solo rió y siguió caminando en silencio. Victoria tenía una expresión de desagrado en el rostro.


Finalmente llegamos al primer piso del castillo y comenzamos el ascenso por las escaleras hasta el salón de Aro, Cayo y Marco. Abrí las puertas y anuncié su llegada.

- Maestros- dije con una reverencia- la audiencia de hoy es del clan de James, ya están aquí- dije haciéndome a un lado para dejarlos pasar.

- Señores- dijo James haciendo una leve inclinación, detrás de él Victoria y Laurent hicieron un reverencia como es debido.

- James, ¿tú de nuevo por aquí?- dijo Aro.

- Espero que ahora sea algo más serio que lo de la última vez- dijo Marco.

- ¿O será acaso que encontraste a otra chiquilla medio loca con quien obsesionarte?- preguntó Cayo con tono burlón.

- Te aconsejo que si es así, esta vez te apresures para que no la conviertan antes de que puedas probar su sangre- dijo Aro guiñándole un ojo y riendo junto a Cayo y Marco.


Victoria se veía muy molesta y miraba a James con furia. Laurent parecía que quería unirse a las risas. James por su parte, trató de sonreír con la broma, pero al parecer le molestaba bastante recordar aquel incidente que había sucedido un par de años atrás.


- En realidad esta vez, con mi clan tenemos un problema territorial- dijo tratando de darle seriedad a su audiencia.

- Oh está bien- dijo Aro- acércate- agregó haciendo un gesto con la mano. James se acercó y le tendió la mano a Aro. En el momento que sus manos hicieron contacto Aro cerró sus ojos y se concentró en lo que estaba viendo.

- Así que es María otra vez- dijo con fastidio- creí que ya habría entendido luego de la última guerra civil.

- Te dije que debía morir- dijo despreocupadamente Cayo.

- Ella y todos los que estén en su clan- agregó Marco.

- Algunos han desertado- dijo James.

- Puedo encontrarlos- dijo inmediatamente Demetri, que se había incorporado a la audiencia junto con Heidi un par de segundos atrás- Puedo encontrarlos a cada uno de ellos sin problemas.

- No me interesan los desertores- dijo Aro a Demetri, dando por terminado el asunto- pueden retirarse, nos haremos cargo.


James y su clan hicieron una reverencia y se marcharon. James le dedicó una ardiente mirada a Heidi antes de salir y ella le respondió con una sonrisa. Luego de despedir a los visitantes volví al salón con el resto de la guardia. Aro debía darnos las instrucciones para actuar.


- Isabella- dijo apenas entré- partirás mañana junto con Demetri, Félix y Heidi

- De acuerdo, ¿a dónde?- pregunté

- Están en Luisiana, los encontraremos esa misma mañana- me contestó Demetri con seguridad, él jama se equivocaba- será fácil, han dejado rastros por todas partes.

- Deben estar de vuelta para el crepúsculo- dijo Cayo- detesto cenar tarde- agregó mirando a Heidi, ella asintió.

- Ahora querida, si fueras tan amable, tengo antojo de sangre extranjera- dijo Aro con una sonrisa.

- Será un placer- contestó Heidi.


Había llegado el momento que había temido durante todo el día, la hora de comer.


8 comentarios:

  1. Me sorprendes cada vez que leo un nuevo cap me encuentro con infinidades de situaciones impensadas. me encanta lunita escribes de maravilla amiga gracias por compartirlo con nosotras!!!

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  2. Amigaaa eres genial!!!me encanta como escribes!!la historia cada vez se pone mejor y no quiero que acabee pero esto me huele a que dentro de poco llegará su final y no quieroo!!ADORO ESTA HISTORIAA!!Has tenido muy buena imaginación metiendo a James, Vctoria y Laurent y esa chiquilla?será Alice??y María?Será el desertor Jasper, por casualidad? Mmmmmm me muero de ganas de leer el siguiente capii amigaaa, muchas gracias por compatirlo y me encantó la imagen del final, es fantástica!Besos y cuídatee!

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  3. como hara bella para no tomar sangre humana?
    ya quiero saber!

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  4. Mugroso James. Sigue siendo un pervertido, como siempre.
    cuando dijo "¡Bien hecho! Ningun engreído vampiro juega con mi Isabella" pense Ja. Miren quien lo dice.
    Oye, que chida idea, Alice, james, victoria y Laurent Jasper y María, todos en la misma historia.
    ¡¡¡Ya QuIeRo QuE sAlGa AlIcE!!!
    Estoy segura que Bella va a resistir, sino resiste LA VOY A QUERER AHORCAR!!!

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    1. Tenganle paciencia a Bella que recién esta iniciando su vida de vegetariana

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    2. Si, ya, ya no hay bronca. Ya la perdoné XD

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  5. Oye, a proposito, recuerda que según Stephenie Meyer James no era rubio :)

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    1. Buena acotación, al parecer alguien se dejo llevar demasiado por la película (si lo se ese alguien fui yo)

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