sábado, 23 de julio de 2011

Caminos Separados Cap 18

Capítulo 18

La partida


Estábamos aun recostados en el sillón, luego de aquel beso de ensueño, su cuerpo sobre el mío descansaba tranquilamente, su cabeza reposaba sobre mi pecho, mientras mis manos acariciaban distraídamente sus cabellos.


- Es extraño no oír el sonido de tu corazón- comentó de pronto.

- También yo lo extraño a veces- dije con una sonrisa de nostalgia en mi rostro.

- Voy a extrañar el maravilloso color de tus ojos- dijo sin mirarme.


Yo me había acostumbrado al color carmesí. Pero supuse que para él debían ser igual de extraños, a como habían sido para mí, sus ojos dorados.


- Y yo ya extraño los tuyos verdes- dije coincidiendo con él- ¿Por qué son de ese color tus ojos?

- Por nuestra alimentación- dijo encogiéndose de hombros.

- Extrañaba tanto tu mirada que no me importa el color que tenga- dije y era cierto.

- También yo, pero más que cualquier cosa, extrañaba estar así contigo- dijo.

Sabía perfectamente a lo que se refería, poder estar juntos sin presiones, sin tener que seguir un protocolo.

- La última vez que pudimos estar así fue la noches antes de que te marcharas- dije temiendo que él lo hubiera olvidado, ya que, esa había sido la noche mas importante de mi vida.

- Lo sé -dijo- Recuerdo aquella noche mejor que algunos años de mi vida –agregó levantando el rostro para mirarme y se acercó para besarme tiernamente en la frente, luego en la punta de la nariz y finalmente dejó un suave beso en mis labios. Sonreí junto a su boca.

- No sabes cuánto me hiciste falta- dije mirando sus ojos topacio, a los que empezaba a acostumbrarme.

- Creo que es justo que ahora tú me cuentes tu historia, cómo llegaste a ser una más de los Vulturi- preguntó mirándome con curiosidad y pude notar el tono reprobatorio que utilizó al referirse a los Vulturi, mi familia.

- Bueno, mis padres me enviaron a Italia para que estudiara artes. Visité la mayoría de los museos y castillos de la ciudad, hasta que un día vine a hacer el recorrido y me topé con Heidi- conté resumidamente evitando a propósito hablar sobre el tiempo en el que él no había estado conmigo.

- Oh- dijo él comprendiendo.

- Pude haber muerto en un par de segundos, pero Aro me tocó y le llamó la atención que no pudiera ver nada en mi mente, entonces pensó que tenía algún potencial y se apiadó de mí, convirtiéndome- vi su cara de asombro- no eres la única persona que no puede leer mis pensamientos- le aclaré- se supone que tengo una especie de escudo mental, pero no es un poder muy activo, aunque por lo menos me sirve para mantener mi privacidad.

- ¿Hace cuanto tiempo te convirtieron?

- Hace trece años- dije haciendo un rápido cálculo mental y pude ver la sorpresa en sus ojos.

- ¿Nunca has pensado en dejarlos? -preguntó refiriéndose a Aro, Cayo y Marco.

- No, claro que no. No sería nada sin ellos -dije mirándolo con asombro por la pregunta.

- Serías humana si no fuera por ellos -dijo levemente molesto.

- Pues podría decir lo mismo de Carlisle- dije

- No es lo mismo, yo estaría muerto sin Carlisle- rectificó- además, yo si intenté dejarlo, pero dentro de las opciones de vida que tengo, la que me ofrece Carlisle es la que me hace sentir más humano de todas. Es la misma opción que te propuse ayer. Aun sigue en pie.

- Edward no puedo dejarlos, me han enseñado todo lo que sé, soy parte de ellos, creí que lo entendías- dije incorporándome en el sillón y mirándolo de frente.

- Pero son asesinos Bella, matan sin remordimientos- dijo de manera despectiva.

- ¡Cómo puedes decir eso!- dije sorprendida de que nos estuviera juzgando por como nos alimentábamos- ¡sobretodo tú! Que no duraste en tu extraña dieta ni dos años.

- Pero fue un error Bella.

- Es nuestra naturaleza, es lo que somos Edward, vampiros, bebemos sangre para vivir, somos depredadores, es el ciclo de la vida- dije tratando de que viera que el error era renegar de su especie. Era lo que Aro me había enseñado.

- ¿Pero cómo puedes estar orgullosa de ir matando personas inocentes por puro gusto?- dijo completamente sorprendido.

- Lo hago para alimentarme Edward, no por placer!- contesté completamente molesta por sus prejuicios. No me había dado cuenta en qué momento nos habíamos puesto de pie, pero en aquel instante ambos discutíamos frente a frente en medio de la sala.

- Es que ellos te lavaron el cerebro para que pienses como el resto de los Vulturi- dijo- ¿no lo entiendes?

- ¡Nadie me ha lavado el cerebro! Eres un hipócrita, cómo puedes juzgarme si estuviste años matando a gente!!

- Pero Carlisle me abrió los ojos- dijo como si fuera obvio.

- Pues para mi desgracia, no fue Carlisle quien me convirtió, fue Aro, y él ha sido quien me ha cuidado y me ha hecho quien soy ahora, una Vulturi. Si no puedes aceptar que yo sea una chupa-sangre asesina, será mejor que te vayas con tu familia Edward.

- Bella, lo siento mucho, no quise ofenderte a ti, es sólo que no puedo creer que apruebes su forma de vida- dijo suavizando el tono de voz considerablemente.

- Pues debes recordar ahora, que cuando hablas sobre los Vulturi, estás hablando de mí también - dije mordazmente.

- Me doy cuenta- dijo notablemente decepcionado- sólo espero que recapacites.


Me miró un par de segundos como si no me reconociera y luego salió abatido de la habitación, mientras yo lo observaba sintiendo como el dolor volvía a reinar en mi pecho como si jamás se hubiera ido.

Me quedé parada mirando la puerta por la que había salido Edward, recordando mis pensamientos de esa misma mañana. No estaba destinado que estuviéramos juntos, nuestros caminos nos separaban constantemente. Nuestras sendas se cruzaban momentáneamente pero, sólo para luego volver a su dirección habitual, una bien alejada de la otra. Lo malo es que ya me había permitido, inconscientemente, tener esperanzas que sólo hacían nuestra separación más dolorosa.


Entonces alguien tocó la puerta pero, por el sonido de las pisadas y el olor, pude descifrar de inmediato que no se trataba de Edward, sino que del Señor Cullen, su padre para fines prácticos.


- Disculpa- dijo cordialmente al entrar- no era mi intención molestarte Bella, pero no pude evitar oír la discusión que tenías con Edward, no es que pudieran pasar desapercibidos…Me preguntaba si podíamos tener una breve charla, si no te importa.

- Por supuesto Señor Cullen- contesté.

- Por favor, sólo llámame Carlisle- dijo tratándome como si fuéramos amigos. Era imposible no comparar la calidez de los Cullen con la frialdad con la que los Vulturi nos relacionábamos.

- No vine aquí a hablarte sobre Edward, no creo que haya nada que yo pueda decirte sobre él que tu no sepas ya. En cambio, quisiera hablarte un poco sobre mí, si es que eso no te parece muy aburrido, claro- dijo con una sonrisa amistosa.

- Para nada Carlisle- dije. Cualquier cosa que me hiciera olvidar momentáneamente a Edward me sería de ayuda a hora.


- Bueno, yo nací en Londres mas o menos en 1640- dijo entrecerrando los ojos en un esfuerzo por recordar- fui criado en un tiempo de persecución religiosa, mi padre era un pastor anglicano que lideró numerosas revueltas en contra de las brujas, los hombres lobo y los vampiros, en ese tiempo. Me puso a mí a cargo de uno de los grupos de caza. Para mi desgracia encontré un nido de vampiros en una cloaca de la ciudad, lo que me significó una mordedura de vampiro que acabó con mi vida. Estuve solo en mi periodo de transformación. Me escondí en un sótano, temiendo que si mi padre sabía que me había atacado un vampiro, me mataría. No sabía muy bien qué era lo que me pasaba, no tuve a nadie a mi lado para que me explicara cómo funcionaba todo. Cuando comprendí que me había convertido en un vampiro, intenté acabar yo mismo con mi vida innumerables veces, me tiré de altos riscos, he incluso traté de ahogarme en el océano, pero nada funcionaba, estaba condenado de por vida. Resignado a la inmortalidad, vagué solo por mucho tiempo, hasta que me uní a los Vulturi.


- ¿Tu fuiste un Vulturi?- pregunté sorprendida. No me imaginaba al vegetariano de Carlisle viviendo como uno de nosotros.

- Sé que te sorprende, pero es cierto, estuve alrededor de diez años viviendo con tus maestros. Pero esa no era la vida que yo quería, sabía que había una manera en que podía ayudar a las personas en vez de matarlas, jamás bebí una gota de sangre, ya que descubrí que había una alternativa, no tenía que ser como todos los demás, tenía la opción de elegir mi camino, un camino que me permitía llegar a ser quien yo quería. Logré desarrollar una inmunidad a la sangre humana y de esa manera pude estudiar medicina. Me decidí a dejar a Aro, Cayo y Marco para perseguir mis ideales, para vivir de una manera que me hacía sentir lleno de vida- dijo sonriendo.


Era impresionante ver como le apasionaba su forma de vida, su trabajo, realmente era feliz con lo que hacía.


- Ellos creyeron que estaba loco, que era un capricho que se me pasaría pronto y que volvería en algún tiempo cuando me diera cuenta del error que cometía, pero no fue así. Esa fue la decisión más importante de mi vida y de la que jamás me arrepentiría. Pero me sentía completamente solo, luego de haber tenido la compañía de los Vulturis, era triste continuar sin nadie más. Me habría quedado, si ellos se hubieran abierto a la nueva posibilidad que yo les planteaba, pero no fue así. Me vi obligado a seguir mi solitario camino por muchos años, por lo que incluso me había planteado convertir a alguien, pero no me atrevía a arrebatarle la vida a cualquier persona, además del hecho de que apenas recordaba mi transformación y jamás había realizado una. Cuando conocí a Edward, pensé que si hubiera tenido un hijo me habría gustado que fuera como él. Le tomé mucho cariño, cuando enfermó hice todo lo posible por salvarlo, pero era demasiado tarde, entonces lo convertí, como recordaba que lo habían hecho conmigo, no sabía si daría resultado, en un momento pensé que había muerto, pero funcionó- dijo mirándome con precaución, como si se sintiera culpable de que si hubiera funcionado.


- A pesar del sufrimiento por el que estaba pasando, él se vio interesado en mi propuesta de vida. Le enseñé a controlarse como yo lo había hecho. Luego, un par de años después encontré a Esme, y ella también quiso seguir mi camino. Fue maravilloso ver como más personas se interesaban en mi propuesta, que funcionaba no sólo para mí, sino que ellos se sentían satisfechos también con los resultados -entonces me miró con intensidad y me habló de frente- Bella no te encierres en tus creencias, debes ver más allá. Hay otras formas de vida, y más oportunidades que las que los Vulturi te ofrecen. Yo te ofrezco una manera más humana de vivir -era un discurso bastante persuasivo, ya veía por qué Edward lo profesaba tan fielmente- En este momento nos estamos mudando a Forks, un pequeño pueblo de Norteamérica donde tenemos una residencia. Está nublado la mayoría del tiempo, por lo que podemos salir de día sin mayores complicaciones. Sé que Edward desea, más que nada, tenerte a su lado luego de tanto tiempo. Bella, eres cordialmente bienvenida en nuestra familia- finalizó mirándome expectante.


Me quedé callada mientras asimilaba sus palabras. Su historia, tenía muchas diferencias con la historia que Aro me había contado sobre él, donde especificaba que debido a su falta de poderes no había querido unirlo a su clan.

Claramente para Aro era un golpe bajo que Carlisle lo hubiera dejado y una humillación ver que hubiera tenido tanto éxito en su extraña forma de vida.

Por un momento me imaginé yéndome con ellos, viviendo con Edward por toda la eternidad, pero aparté ese pensamiento de inmediato.

Aro jamás me perdonaría si yo le dejaba también, y más aun, si lo dejaba para unirme a Carlisle y su clan de vegetarianos. Incluso si yo así lo quisiera, veía bastante improbable que él permitiera que esto le sucediera dos veces, no era una opción.


- Lo siento Carlisle, no puedo hacerle eso a Aro. El es mi familia ahora, no puedo abandonarlo de esta manera- dije y él me miró desilusionado.

- Bella, entiendo tu posición, pero no limites tu vida por ellos, recuerda que serás tu la que tendrás que vivir con las dediciones que tomes- me aconsejó sabiamente. Pero yo sabía que en realidad no tenía opción, yo no podía elegir, por que Aro jamás me lo permitiría, después de todo era él quien daba las órdenes, yo sólo acataba.

- Así es como tiene que ser- dije y mi voz sonó más decidida de lo que yo lo estaba en realidad.

- Está bien, respeto tu decisión, sólo quiero que sepas que en el caso de que cambies de parecer, mi propuesta sigue en pie- dijo algo abatido y luego se puso de pie- fue realmente un gusto haberte conocido Bella, espero que nos volvamos a encontrar, más pronto que tarde- continuó, dedicándome una tierna sonrisa.

- También fue un gusto para mí haberte conocido Carlisle- dije sinceramente. Y lo observé salir de la habitación con tristeza.


¿Cómo podía sentirlo tan cercano si apenas lo conocía? Era extraño el sentimiento de familiaridad que emanaba, Carlisle era una gran persona, al hablar con él directamente comprendí por qué todos se referían a él con tanto afecto. Realmente lo iba a extrañar si no volvía a verlo.

Eso era probablemente lo que ocurriría, se iría con toda su familia y jamás los volvería a ver, a ninguno de ellos, ni siquiera a Edward. Aunque después de como le había gritado hace un rato, probablemente a él no le quedaban muchas ganas de volverme a ver.

No podía creer que por un minuto hubiera pensado que podría estar con Edward otra vez, eso era algo imposible al parecer.


Subí corriendo las escaleras y al pasar por el tercer piso pude oír a Aro muy sorprendido por la pronta partida de la familia Cullen.


- ¡¿Que se van?!- dijo elevando la voz- ¿Tan pronto?

- Lo siento Aro, pero sólo pasamos a saludar, ya lo sabías, vamos de camino a nuestra nueva residencia en América- dijo Carlisle sorprendido por su reacción.

- Si por supuesto, pero creí que al menos se quedarían un par de días más – dijo molesto.

- No estaba en nuestros planes, lamento haberte hecho creer eso, pero no es como si no nos volviéramos a ver, Aro- dijo Carlisle amistosamente, para calmar el ambiente.

- Claro, tenemos toda la eternidad- dijo Aro cambiando a un tono igualmente amistoso, pero solo superficialmente, ya que, podía percibir la molestia en su voz.


No quise seguir escuchando, seguí subiendo las escaleras a toda velocidad, hasta que llegué a la torre más alta. Aun no asimilaba completamente que Edward se marcharía nuevamente, apenas acababa de reencontrarlo y ya se iba. Por un momento pensé que habría sido mejor que jamás hubiera regresado. Seguir creyéndolo muerto, después de todo, igual no podría estar con él. Pero borré esa idea de inmediato al recordar el dolor que me producía pensar en su falsa muerte. Era mucho mas sano asumir la verdad, él no estaba muerto, simplemente ya no podíamos estar juntos. Era doloroso, claro que si, pero era mejor que creer una mentira. Así eran las cosas ahora, el viviría con su familia y yo con la mía, en continentes distintos, completamente separados, aunque se llevara una parte de mí con él.

A estas alturas no creía que pudiera soportar algún otro dolor, luego de sufrir la perdida de todas las maneras posibles, me costaba creer que aun siguiera en pie. Primero la partida de Edward a Kansas nuestra terrible separación, luego su muerte que por poco me mata también, luego asumir que jamás estaría con él en el cielo, que jamás nos reuniríamos. Y cuando al fin, y contra toda lógica, nos reencontramos, debía sufrir su partida nuevamente, nuestra separación definitiva.


Me encaramé en la ventana y me subí al techo de la torre, me quedé ahí observando como los Cullen salían del palacio. A pesar de la altura a la que me encontraba, pude reconocer a cada uno sin problemas, la despampanante cabellera rubia de Rosalie, el elegante andar de Carlisle, la esbelta figura de Esme, y por supuesto, el desgarbado caminar de Edward y su dorada cabellera, lo habría reconocido aun si no tuviera la vista de un vampiro.

Se volteó un momento y miró en mi dirección dejándome congelada, como si hubiera sabido que yo me encontraba aquí, tal vez me había oído subir. Me miró por un par de segundos antes de voltear y seguir caminando junto a su familia, yéndose para no volver.


* Nota dela utora: en este capítulo hay citas de crepúsculo (libro)

7 comentarios:

  1. lo ame!!!

    tanto dolor encerrado en esta historia realmente te felicito logras hacer que me emocione con cada cap fabuloso!!!

    ResponderEliminar
  2. me encantó :) ya quiero que subas el próximo capitulo !!!

    ResponderEliminar
  3. tonta bella,debio de irse con el.
    me enncanto el cap,estuvo fantastico,ya espero con ganas el siguiente.

    ResponderEliminar
  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Calma que los desenlaces no son tan rápidos, hay que darles tiempo...

      Eliminar
  5. Esque enserio, si hay algo que me desespera es que Bella se porte así.

    ResponderEliminar

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...